Durante las prácticas en el máster Ana descubrió su pasión por la terapia con niños y adolescentes, ayudarles encontrar su propio camino y aprender a gestionar los conflictos del día a día. Trabajar con población infantojuvenil requiere un compromiso también con la familia y en concreto con los padres. Muchas familias se encuentran exhaustas o sin herramientas para lidiar con los menores del hogar.

En población infanto-juvenil ha tenido experiencia con trastornos de conducta, trastorno negacionista desafiante, conductas autolíticas, fracaso escolar, menores con dificultades en las funciones ejecutivas y trastornos de ansiedad. Además, el trabajo con los padres implica darles pautas y tareas para realizar en casa con el menor.

Para completar su perfil como psicóloga infantojuvenil, Ana imparte un taller de habilidades sociales y otro de funciones ejecutivas en centros escolares. Esto le ha permitido estar en contacto con grupos de adolescentes y ver como se relacionan entre ellos. Los talleres se adaptan a las dificultades que muestren los jóvenes para ayudarles a gestionar las diferentes complejidades que se encontraran en su día a día. Los talleres se imparten de forma dinámica para que el menor haga un mayor aprendizaje y pueda desconectar de las clases.

A partir de la pandemia, Ana, observó como los trastornos de la alimentación aparecían con más frecuencia en su despacho. Decidió formarse para poder brindar una terapia más especializada. Durante estos dos últimos años, la terapeuta ha podido conocer de primera mano el sufrimiento de los pacientes con esta enfermedad y como poco a poco va transformando a la persona y a sus seres queridos.

Los trastornos de la conducta alimentaria es complejo y su tratamiento es largo por lo que, para Ana, es fundamental crear una relación segura con sus pacientes y siempre se siente agradecida por la confianza que le brindan sus pacientes. Como siempre la familia, cumple un papel fundamental en la recuperación de los pacientes.

Durante los tratamientos con alguno de sus pacientes se dio cuenta de que la sintomatología en las personas con TCA (trastornos de la conducta alimentaria) variaba con el tiempo, cambiando la restricción por el atracón y viceversa. La cultura de la dieta y las redes sociales han creado generaciones rechazando su cuerpo y provocando fluctuaciones graves en el peso. Hasta el punto de alcanzar infrapeso y sobrepeso que afectan a la calidad de vida de la persona.

Ana, complementa su trabajo clínico, colaborando en la Unidad de Obesidad del Hospital de la Zarzuela, realizando evaluaciones, valoraciones y seguimiento en pacientes de cirugías bariátricas.