Psicólogos especialistas en tratar el Trastorno de Desregulación Disruptiva del Estado de Ánimo
¿QUÉ ES EL TRASTORNO DE DESREGULACIÓN DISRUPTIVA DEL ESTADO DE ÁNIMO?
Este trastorno está clasificado dentro de los trastornos depresivos, donde lo que destaca es la afectación significativa del estado de ánimo. En este caso, el estado de ánimo afectado se expresa hacia otros en forma de ira o irritabilidad. Existe una mayor prevalencia de este trastorno en niños y adolescentes, más que en adultos.
SÍNTOMÁS DEL TRASTORNO DE DESREGULACIÓN DISRUPTIVA DEL ESTADO DE ÁNIMO
- Rabietas de alta intensidad, que se pueden expresar en forma de rabia verbalizada (como por ejemplo hablando muy alto o gritando) o conductas agresivas hacia personas u objetos.
- Rabietas que no son esperables para la edad del menor. No es raro que niños preescolares tengan rabietas, o que niños un poco más mayores griten cuando no consiguen lo que desean. Sin embargo, en este trastorno, las rabietas no son lo que uno podría esperar teniendo en cuenta el desarrollo mental del menor en función de su frecuencia e intensidad. Por ejemplo, uno no esperaría que un niño de 12 años rompa objetos de forma habitual cuando está enfadado.
- Las explosiones de ira ocurren aproximadamente tres veces a la semana o más. Esta regla sin embargo no ha de ser entendida de forma literal, si no que depende del caso. Por ejemplo, un niño no dejaría de ser diagnosticado con este trastorno si tiene dos explosiones de ira o rabietas dos veces una semana, pero en ocasiones tienen más de dos.
- Entre las rabietas aparece un estado de ánimo irritable o enfadado. Incluso cuando el niño no está en un episodio de rabia, los cuidadores pueden percibir una afectación en su estado de ánimo durante el día, casi todos los días. Los padres suelen percibir que están ante los precedentes de otro episodio, y actúan en el día a día haciendo todo lo posible por evitarlo.
- Las rabietas aparecen en diferentes ambientes o situaciones. Los síntomas deberían de aparecer en al menos dos ambientes, como por ejemplo en el hogar, la escuela o con compañeros.
- Además, con el fin de diagnosticar este trastorno, es necesario que la afectación del estado de ánimo haya estado presente la mayoría del tiempo durante un año, que el menor tenga entre 6 y 17 años, y que los síntomas estuvieran presentes antes de los 10 años.
- Además, un menor será diagnosticado con este trastorno, si las rabietas no son causadas por otro trastorno, como el trastorno de espectro autista, retrasos en el desarrollo, o abuso de sustancias.
CAUSAS DEL TRASTORNO DE DESREGULACIÓN DISRUPTIVA DEL ESTADO DE ÁNIMO
Las causas específicas para este trastorno no están claras, pero sin embargo existe una serie de factores que se cree que juegan un papel importante en su aparición. Estos factores pueden ser la genética, el temperamento, otras afecciones mentales, y experiencias durante la infancia. Este trastorno aparece de forma más frecuente durante la infancia temprana y es común que aparezca con otras condiciones mentales, como trastornos depresivos, o el trastorno oposicionista desafiante.
El temperamento de un niño puede ser un factor de riesgo para la aparición de este trastorno. Algunas características que son más comunes en niños con esta condición incluyen:
- Comportamiento difícil.
- Irritabilidad
- Ansiedad
- Estado de ánimo apagado.
Otros factores de riesgo asociados con este trastorno incluyen:
- Problemas de disciplina en el colegio.
- Conflictos familiares.
- Poco apoyo parental.
- Hostilidad parental y abuso de sustancias.
¿CÓMO SE TRATA EL TRASTORNO DE DESREGULACIÓN DISRUPTIVA DEL ESTADO DE ÁNIMO?
Debido a que este trastorno es relativamente nuevo, no existe una gran investigación acerca de qué tipo de intervención es la más efectiva. Los tratamientos suelen estar basados en las intervenciones más positivas en otros trastornos que comparten algunos de los mismos síntomas, incluyendo el trastorno oposicionista desafiante y el trastorno de atención e hiperactividad.
Debido a que los síntomas de este trastorno pueden afectar en gran medida a la vida de un menor, es importante que los padres busquen tratamiento para su hijo lo antes posible. Los síntomas de irritabilidad, ira, y episodios explosivos de rabia que caracterizan a este trastorno pueden dañar la relación del menor con sus compañeros y su familia.
La psicoterapia suele ser la primera línea de tratamiento y puede incluir terapia cognitivo-conductual y entrenamiento para padres. Esta terapia ayuda a los niños a reconocer los pensamientos que fomentan los pensamientos de ira y aprenden nuevas formas de responder ante diferentes situaciones. Los terapeutas pueden trabajar además con los padres para enseñarles nuevas formas de responder ante los episodias de rabia de su hijo.
Pese a que es necesaria una mayor investigación para determinar que tipo de medicación es la más efectiva para este trastorno, los psiquiatras suelen recetar estimulantes, antipsicóticos, estabilizadores del ánimo o antidepresivos. Sin embargo, este tipo de intervención se recomienda como alternativa y como ayuda a un tratamiento psicológico si el caso concreto presenta dificultades o síntomas severos.
Consejos para tratar con un trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo
Manejar este trastorno puede ser un desafío tanto para los padres como para el menor. Algunas estrategias para poder manejar mejor la dificultad que conlleva este trastorno son las siguientes:
· Mantén a tu hijo seguro. Si tu hijo es propenso a actuar con arrebatos de ira físicamente, intenta evitar que el menor tenga al alcance objetivos peligrosos. Por ejemplo, asegúrate que todos los muebles están seguros y no son fáciles de derrumbar o desplazar, además de mantener fuera de su alcance objetos afilados o puntiagudos.
· Atiende a los desencadenantes de su rabia. Si tu hijo es propenso a tener explosiones de rabia en determinadas situaciones, intenta tener un plan en mente. Alejar temporalmente al menor de la situación en ocasiones también puede ser de ayuda.
· Enséñale habilidades para el manejo de situaciones. A veces, si al menor se le enseña a recitar mentalmente la letra de una canción mientras siente que empieza a enfadarse puede ser de ayuda. Esto además suele ser combinado con usar respiraciones profundas y recitar recordatorios verbales para ayudar a interrumpir las explosiones de ira antes de que aparezcan.
· Refuerza comportamientos positivos. Siempre es positivo reforzar los comportamientos adecuados del menor mediante atención, reconocimiento y obtener privilegios. En hogares con varios menores, es común que el comportamiento adecuado del menor pase desapercibido, pero un comportamiento negativo sea castigado. Esto genera una dinámica donde se refuerza el comportamiento negativo y se deja de valorar el comportamiento positivo. Romper este patrón puede ser muy positivo, estando atentos a los comportamientos adecuados que puedan surgir y recompensarlos.
· Acude a un profesional. A veces este trastorno puede superarnos y sentirnos frustrados por no encontrar una solución efectiva. Un psicólogo te ayudará a entender los procesos que suceden en tu situación, cómo gestionarlos, y te proporcionará estrategias y objetivos adecuados para ir avanzando juntos.
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Consuelo Real Gonzalez ★★★★★ Hace 3 semanas
Acabo de recibir el alta, mi terapeuta ha sido Jorge, una persona muy empatica y muy cercana, ha sido un placer trabajar con el, me ha dado mucha confianza para poder expresar como me sentía. Gracias -
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