Las emociones son reacciones psicofisiológicas que se producen como resultado de la interacción del individuo con lo que le rodea, alterando su atención, interpretación de la realidad y su conducta.
Esta definición seguramente la puedas encontrar en Google, por ello, en este artículo vamos a tratar de ofrecerte algunas claves que no sabías:
1. Las emociones son tus aliadas:
No hay emociones buenas o malas. Hay emociones agradables y desagradables, pero todas tienen en común una cosa: son una brújula. ¿A qué nos referimos con esto?
Las emociones son una respuesta de nuestro organismo al interaccionar con el medio. Nos informan de lo que necesitamos. Son como la fiebre que nos dice que tenemos que curar una infección o el hambre que nos indica que tenemos que comer.
Las emociones sirven para sobrevivir. Son nuestras aliadas, y no nuestras enemigas. Muchas de ellas son desagradables, pero aun así nos están informando de que algo no va bien. Nos están guiando hacia nuestro bienestar.
Cuando no las aceptamos y cuando queremos evitarlas, no estamos escuchando nuestras necesidades. Y eso puede derivar en un verdadero malestar. De hecho, gran parte del trabajo en terapia es aprender a relacionarnos de otra forma más adaptativa con ellas. ¿Te animas a empezar?
2. Las emociones son transitorias:
Muchas emociones, como por ejemplo la ansiedad, pueden resultar muy abrumadoras. Cuando hay mucha resignación, nuestra mente nos engaña y nos hace creer que van a durar más tiempo del esperado con un nivel de intensidad casi insoportable.
No obstante, las emociones, igual que empiezan, terminan por acabar. Funcionan en forma de curva. Nuestro organismo está preparado de manera innata para ponerles fin. Por ello es muy importante que nos repitamos que ese malestar va a terminar por irse.
3. Las emociones no son controlables, aunque sí gestionables
Muchas veces escuchamos en terapia la frase “Quiero controlar esto…”. Pero lo cierto es que es prácticamente imposible. Basta con que no queramos pensar o sentir algo, que vendrá con más fuerza. Y, si no, probad a no pensar en un elefante rosa. Imposible, ¿verdad?
Las emociones no son controlables, pero si son gestionables. Si aprendemos a mirarlas y escucharlas, esto es, a entender por qué están ahí y dar con la necesidad subyacente, estaremos empezando a gestionarlas.
4. Las emociones están interconectadas con lo que haces y piensas
En función de lo que pensemos, sentiremos y haremos algo. En función de lo que sintamos, los pensamientos y conductas serán otros. Y, en función de lo que hagamos, tendremos unas emociones y pensamientos diferentes.
Los pensamientos, emociones y acciones se influyen mutuamente. Ya hemos dejado claro que los pensamientos y las emociones no son controlables, aunque sí gestionables. Sin embargo, las conductas sí que se pueden controlar. El ser humano tiene la capacidad de reflexionar y actuar. Por ello, os animamos a que aprendáis a gestionar parte de vuestro malestar emocional a través de la acción.
Los buenos hábitos, el saber escucharse y actuar en consecuencia, y una rutina saludable pueden ser de enorme ayuda.
Precisamente en la terapia entrenamos gran parte del contenido de este artículo. Os animamos a empezar este proceso con nosotros. Os esperamos en el Instituto Psicológico Cláritas.