mujer sentada en la hierba

¿Cómo procesamos emocionalmente?

¿Es importante procesar las emociones?

La manera en la que procesamos emociones nos permite desenvolvernos por la vida. Sin embargo, hay veces que intentamos no sentir algunas emociones al catalogarlas como “malas” o porque hacen que contactemos con sensaciones dolorosas.

Otras veces intentamos procesarlas de una manera que no se ajusta a cómo nos movemos por el mundo, pero que en su momento nos sirvieron para ello. La mayoría de los problemas de procesamiento emocional se dan al haber aprendido a relacionarnos con los otros (y con nosotros mismos) de una manera que ya no nos es útil.

Pongamos de ejemplo a Pedro, al que siempre le han dicho “los hombres no lloran”, enseñándole a enfadarse en vez de llorar. Esto, ante unos padres que se enfadan ante tu llanto es adaptativo, es su manera de sobrevivir. En un futuro, no lo sería tanto.

Esto puede hacer que algunas emociones se nos queden dentro, deseando salir, pero que sin embargo no puedan, ya que hemos aprendido que sería aún más doloroso procesarlas.

Este proceso empieza siempre por lo que llamamos “gatillos”.

Gatillos

Son los eventos que despiertan emociones. Pueden ser situaciones actuales o circunstancias que nos recuerdan momentos del pasado. Puede ser algo del día a día o sucesos importantes (una boda, la pérdida de un ser querido, una discusión con tu jefe…).

Algunos generan una sensación de malestar general (un estoy mal y no sé por qué) y suelen generan una manera de tratarnos a nosotros mismos (autotratamiento).

Autotratamiento

Son respuestas a los gatillos. Se relacionan con el dolor que hay debajo de ese malestar general (herida nuclear). Este dolor sería aquello que contacta con nuestra fragilidad como ser humano. Pero hablaremos de esto más adelante.

Si la manera de tratarse a uno mismo es negativa, el dolor nuclear será cada vez más intenso. Esto hará que el autotratamiento también sea más duro, ya que intentaremos enfrentarnos a algo que cada vez duele más. A veces el cómo nos tratamos genera más gatillos, aumentando el dolor.

A veces toman forma de “voces”, mensajes que nos decimos tantas veces, que llegado un momento tenemos tan interiorizados que ni nos damos cuenta de que los oímos. Pueden ser del tipo: “Siempre lo haces mal”, “De qué sirve intentarlo”, “No debería importante tanto” etc.

Siguiendo el ejemplo anterior, ante la tristeza nuestro protagonista respondería lanzándose los mensajes que recibía de sus seres queridos cuando era pequeño.

Malestar general

Es ese sentirse mal sin entender muy bien por qué. A veces se ve como ansiedad, frustración o vacío. Son emociones que se sienten pesadas y difusas. A muchas personas les cuesta diferenciarlas más allá del “me siento mal”.

Debajo de esto está el dolor nuclear, lo que realmente duele. Cuando este es demasiado intenso, intentamos evitar lo que sentimos, rompiendo lo que sería un procesamiento emocional completo y retroalimentando el malestar general.

En nuestro caso puede que Pedro se sienta frustrado, ansioso o iracundo. Puede incluso que esté ya tan acostumbrado que sea su manera de relacionarse con el mundo.

Evitación Experiencial

Para evitar el malestar general intentamos evitar las emociones y las situaciones. Ante un malestar general de ansiedad podemos preocuparnos de que todo salga perfecto. Debido a esa preocupación intentaríamos controlar cada detalle. Esto generaría más y más preocupación, hasta que volviera a ocurriera la situación temida. Eso activaría gatillos, aumentando el malestar general y el autotratamiento negativo.

Esto genera un bucle y es un bucle donde el autotratamiento es cada vez más negativo y el malestar general es cada vez más intenso. La única manera de salir del bucle es afrontando la herida nuclear.

Y aunque el problema de Pedro sea una tristeza que no se puede expresar, él se dedicará a evitar sentirse ansioso y enfadado. Sin embargo, este bucle aumentaría cada vez más su ansiedad en vez de disminuirla.

Herida nuclear

Es lo que realmente duele de la situación, y, por tanto, la parte más difícil de manejar. Suele darse por gatillos que reviven situaciones pasadas importantes. Se dan cuando las necesidades básicas del ser humano no se dan, y, si se ha aprendido que estas no van a ser atendidas, son especialmente difíciles de mostrar a los otros. Estás son:

  • Soledad: El sentir que no conectamos con los otros o que hemos sido abandonados.
  • No ser suficiente: La sensación de no ser suficientemente valioso o querible. A veces sentido como que hay algo malo en uno mismo. Lo que la persona realmente necesita es sentirse aceptado tal y como es.
  • Miedo: La sensación de que algo terrible va a ocurrirme a mí o a quienes quiero. Puede ser una amenaza física o un miedo a ser herido.

Contactar con esto es difícil, a veces inmanejable. Al doler tanto algunas personas entran en el bucle de la evitación, no procesan sus emociones y les genera dolor.

Normalmente una herida nuclear no resuelta hace todo el bucle anterior, utilizando la persona la mejor respuesta que ha podido encontrar ante un dolor muy grande. Los manuales diagnósticos catalogan estos bucles como: depresión, trastorno obsesivo compulsivo, psicosis u otras patologías.

Nuevas respuestas para procesar de forma saludable las heridas nucleares:

A lo largo del artículo hemos visto como a veces podemos procesar las emociones de forma poco sana, pero hay otra manera de enfrentarse a este dolor:

Mirar con compasión a las propias heridas, dejarse sentir todo este dolor en un espacio seguro donde sabes que no van a hacerte más daño.

Darte permiso para enfadarte de manera asertiva con aquellos que te hicieron daño, porque en su momento no pudiste defenderte, pero ahora sí.

Tanto el dejar ir el dolor como el empoderarse ante la injusticia y decir “nunca más” son métodos válidos de procesar emociones. Ambas partes son las que generan un procesamiento emocional completo y saludable, son las que nos permiten desenvolvernos por el mundo de manera espontánea y satisfactoria.

Puede que ahora mismo te cueste lograrlo, puede que te haga falta un profesional que te acompañe con ello, puede que simplemente necesites un espacio donde hacerlo. Si buscas a ese profesional o ese espacio seguro donde procesar emociones, en Cláritas estaremos encantados de ayudarte.

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