Conseguir que nuestros hijos estén motivados a la hora de hacer los deberes, o de estudiar para los exámenes del colegio no suele ser tarea fácil.
Por eso, a continuación os dejamos 7 maneras de aumentar su motivación por los estudios.
1. Tener un horario de estudio fijo
Es importante que nuestros hijos tengan un espacio de tiempo concreto cada tarde para realizar las tareas del colegio y estudiar. Siempre y cuando sea posible, trataremos de que sea en la misma franja horaria todos los días.
De esta manera, podrán comprobar como en las tardes tienen tiempo para trabajar y tiempo para dedicarle al ocio.
Además, es importante que nos mostremos disponibles durante el rato de trabajo por si les surgiera alguna duda de sus deberes. De esta manera, no tendrán que dedicar tiempo de su ocio en buscarnos y pedirnos la ayuda que necesitaban
2. Espacio de estudio sin distracciones
Dentro de las posibilidades, sería beneficioso asegurarnos de que nuestros hijos tienen un lugar bien iluminado y tranquilo en donde hacer los deberes.
Para evitar las distracciones, buscaremos que en este espacio puedan encontrar todo el material que puedan necesitar. Y que no tengan a gente entrando y saliendo, o con sonidos fuertes cerca
3. Fijar objetivos pequeños y específicos
Los objetivos que acordemos con nuestros hijos deben ser específicos y realistas. Por ejemplo, poner como meta “sacar mejores notas” no será tan efectivo como poner “estudiar 30 minutos cada tarde”. Es esencial que sean cosas pequeñas y que se puedan conseguir, evitando así que los niños y adolescentes no tengan mayor sensación de fracaso, estamos buscando lo contrario.
Será más fácil perseguir estos objetivos si se quedan por escrito en un lugar visible de la zona de estudio. Así podrán recordarlos cada día.
Además, estos objetivos tienen que poder medirse. De lo contrario, no podremos saber si se están cumpliendo.
4. Premiar el esfuerzo
Es posible que alguna vez hayáis oído la palabra refuerzo positivo. Es importante premiar a nuestros hijos cuando vemos que se están esforzando por sacar adelante el curso escolar, aunque creamos que eso es su obligación.
No hace falta que cada vez que aprueban un examen, o que cada semana que llevan los deberes bien hechos les compremos un regalo. Con decirles frases tipo “que contento/a estoy de lo que te estás esforzando” o “estoy muy orgulloso/a” ya estaríamos reforzándoles.
5. Ser flexibles
Ser flexibles se puede entender de muchas maneras. Aquí nos referimos a varias. Por un lado, nos referimos a permitir que nuestros hijos tengan momentos de descanso y de ocio. Sus tardes y fines de semana no pueden dedicarse en exclusividad al estudio.
Y, por otro lado, nos referimos a entender que cada niño y adolescente tiene sus propias capacidades. Habrá algunas asignaturas que se les den mejor que otras. Es importante no compararles con algún hermano/a o compañero/a que tenga resultados superiores a los suyos.
6. Mostrar interés
Como padres es importante que nuestros hijos sepan que asistimos a las reuniones escolares cuando estas se proponen. De esta manera les estará llegando el mensaje de que nos interesan las cosas relacionadas con el colegio.
Además, al igual que preguntamos por las notas que van sacando, es importante preguntarles también por los contenidos en concreto que estudian, si les gusta, conocer sus asignaturas favoritas, etc. Si les mostramos que estamos implicados en sus estudios, ellos se implicarán también.
7. Estudio colectivo
Esto empezará a ser más efectivo a medida que van siendo más mayores, ya que el grupo de amigos empieza a ser el mayor reforzador para un adolescente.
Proponemos las siguientes maneras de llevar a cabo un estudio colectivo: Estudiar haciendo una videollamada con un amigo/a, ir a la biblioteca u organizar quedadas los fines de semana para estudiar en una casa.
Habrá que ir valorando si el tiempo de estudio colectivo se aprovecha bien, puede ocurrir que acabe convirtiéndose en tiempo exclusivamente de ocio. En esos casos, habrá que buscar otra alternativa de estudio.
Siguiendo estos consejos podemos lograr que aumente la motivación por el estudio de nuestros hijos/as. Sin embargo, a veces esto no es suficiente, desde Instituto Cláritas podemos ayudar a sus hijos/as con técnicas de estudio pensadas específicamente para su caso.
Hay otras veces que la dificultad con los estudios va más allá de la motivación. Si crees que esto puede ser el caso de su hijo/a, no dudes en ponerte en contacto con Instituto Cláritas, aquí podremos hacer una valoración sobre el origen de sus dificultades.
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Psicologa General Sanitaria y Máster de Especialización Cognitivo-Conductual con Niños y Adolescentes
Marta Guerra Corral es graduada en Psicología bilingüe (español-inglés) por la Universidad Complutense de Madrid. Ha completado su formación con el título de Máster en Psicología General Sanitaria y el Máster de Especialización Cognitivo-Conductual con Niños y Adolescentes, ambos por la Universidad Pontificia de Comillas. Además, realiza regularmente cursos de formación para ampliar sus conocimientos. Su enfoque como terapeuta es principalmente cognitivo-conductual, pero con una perspectiva integradora, que le permite escoger las técnicas e intervenciones más adecuadas en función de cada caso. Para Marta, uno de los principales objetivos del proceso terapéutico es aprender a vivir con la máxima calidad de vida, ajustada a las circunstancias de cada persona. Marta es especialista en evaluación y tratamiento de trastornos emocionales, como la depresión y la ansiedad, de trastornos de conducta, como el trastorno negativista desafiante, y de trastornos de aprendizaje, como el TDAH. En su trabajo busca exprimir al máximo los recursos propios de cada uno, con el fin de que los más pequeños puedan llegar a convertirse en quienes quieren ser. Esto lo lleva a cabo no solo dándoles herramientas a los niños y adolescentes, sino que, añadido a eso, trabaja mano a mano con los padres, ya que a estos últimos no se les puede excluir del proceso terapéutico de sus hijos. Ser terapeuta infanto-juvenil conlleva una labor creativa para adaptarse a los pacientes más pequeños, con los que conversar no es tan accesible como con un adulto. Una frase que siempre le oiréis decir a Marta es que ella con los niños no habla, sino que hace. En sus sesiones nunca faltan los juegos y retos para que los niños y las niñas aprendan motivados y divirtiéndose. Aparte del campo infanto-juvenil, Marta también se ha interesado en el mundo adulto, acumulando experiencia en problemáticas tan variadas como insomnio, fobias, trastorno de pánico, acompañamiento en jubilación, depresión, dificultades de pareja, etc.