Chico joven sentado

Cómo entender a los adolescentes

Hay muchísima incertidumbre con respecto al mundo adolescente. Y también mucho estigma. Cuando miramos a esta población, tendemos a interpretar lo que dice, hace o piensa desde el prisma del adulto.

Pero, ¿os habéis parado a pensar verdaderamente cuales son las necesidades del chaval que tenemos delante? ¿Habéis hecho un ejercicio profundo de empatía? El esforzarse en comprender va a ser el mejor aliado para entender esta etapa vital tan compleja.

En este artículo, os dejamos algunas claves para poder comprenderles mejor.

Los amigos

Nuestra autoestima depende de nuestro autoconcepto. Esta sería la definición que tenemos de nosotros mismos en nuestras diferentes áreas vitales: familiar, social, laboral/académica, pareja, rutina, autocuidado y apariencia física; entre otras. En función de cuánto se acerque nuestra realidad a nuestros ideales en cada área, mejor nos sentiremos con nosotros mismos; esto es, mejor autoestima tendremos.

Es importante entender que, la importancia que le damos a cada área vital, depende bastante de la etapa de nuestra vida en la que nos encontremos. Por ejemplo, de niños cobra mucha importancia la familiar, de adultos la pareja y la familia y, de adolescentes, la parte social.

Esto no quiere decir que el resto de áreas dejen de tener importancia. Sin embargo, es un momento vital donde el adolescente busca desarrollar su propia identidad, una que se diferencie de lo que ya absorbió de su familia. Y, para ello, sus iguales cumplen una función clave. Por ello, hay que entender que su identidad, esto es, su autoconcepto y, por lo tanto, su autoestima, irá muy ligada a sus relaciones sociales.

El negativismo

No es que nos odien y que les guste llevarnos la contraria. Como decíamos en el apartado anterior, estamos en una etapa vital de tránsito hacia el mundo adulto.

Para ello, aunque la familia o, más en concreto, los padres hayan cumplido un papel muy relevante en su desarrollo, su demanda ahora es la distancia y la autonomía.

Esto, junto con que las emociones se viven de manera más intensa, desemboca en todo tipo de conflictos familiares teñidos de llanto y cólera.

Es una fase en la que les toca desarrollar su propio criterio, sus gustos y sus necesidades. Es una etapa de diferenciación; y que, además, es necesaria para un adecuado desarrollo.

¿Por qué son más temerarios?

Aquí juega un papel muy relevante el Córtex Prefrontal. Esta es una parte de nuestro cerebro encargada de frenar nuestros impulsos. Es esa ‘vocecita’ que nos dice lo que está bien y lo que está mal.

Pues bien, a esta edad, esta área cerebral aún no ha terminado de desarrollarse. Por ello, es lógico que todavía no tengan pulido un criterio racional que les proteja de los peligros de este mundo. Biológicamente aún no están preparados.

Además, a esto hay que sumarle que todavía no han tenido las suficientes experiencias de aprendizaje. Ya sea por observación o por pura experimentación, aprendemos de manera vivencial.

El mundo adolescente requiere mucha empatía y paciencia. En Cláritas disponemos de psicólogos/a especializados en estas edades, dado que somos conscientes de la complejidad. La terapia puede ser un buen recurso para gestionar esta etapa vital en la que se encuentra tu hijo/a. ¿Te animas a probar?

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