El embarazo y la maternidad son etapas que muchas mujeres experimentan a lo largo de su vida, sin embargo, lo que en un principio suele ser conocido como un proceso lleno de ilusión y felicidad, para muchas mujeres se convierte en una etapa de dudas, miedos e inseguridades que pueden desembocar en una depresión.
La depresión post-parto es un tipo de depresión que experimentan al menos una de cada diez mujeres en países industrializados según la OMS. Este tipo de depresión surge durante las primeras semanas tras el parto, momento en el que las mujeres se encuentran en un estado de gran vulnerabilidad. Si bien es cierto que existen algunas causas que pueden estar relacionadas con la depresión post-parto, en ocasiones aparece sin una aparente explicación. Esto muchas veces genera culpabilidad en las mujeres, ya que sienten que deberían sentirse felices y motivadas por la maternidad.
Síntomas de la depresión post-parto:
- Tristeza: presenta una sensación de negatividad, melancolía y ganas de llorar en distintos momentos y sin una causa externa visible.
- Ansiedad: las personas se encuentran intranquilas, nerviosas y alteradas. Este malestar suele generar otros problemas como insomnio.
- Irritabilidad: existe un cóctel de emociones que generan frustración en la propia persona, lo cual hace que se encuentre más irritable con su pareja, familia o hijo.
- Anhedonia: falta de capacidad para experimentar placer en distintas situaciones que otras personas calificarían como positivas o felices.
Causas de la depresión post-parto:
Existen distintos factores que pueden estar relacionados con la depresión post-parto.
- Inseguridad: muchas madres tienen miedo de no poder cuidar de sus hijos y dudan de su capacidad.
- Miedo: junto con la inseguridad surge el miedo a ser juzgadas por sentirse así. Existe una presión social sobre cómo deben sentirse las madres respecto a la maternidad, lo que hace que muchas mujeres sientan miedo de expresar cómo se sienten realmente.
- Dificultad para adaptarse a los cambios: independientemente de que se trate de una mujer que ha sido madre, algunas características individuales pueden dificultar que pueda adaptarse a esta nueva etapa, llena de cambios y que no siempre puede ser fácil de afrontar.
- Cansancio, fatiga: el propio cansancio físico y emocional, unido con la exigencia física que conlleva el cuidado de un niño puede generar agotamiento en la madre. Este cansancio mal gestionado puede llevar a un estado de negatividad, irritabilidad y melancolía.
Si acabas de ser madre o conoces a alguien que acaba de serlo y detectas alguna de estas señales tienes que saber que muchas mujeres pasan por lo mismo y eso las convierte en mejores o peores madre. Para intentar superar esta situación es importante pedir ayuda y hablar de lo que está ocurriendo, desde Cláritas podemos acompañarte en ese proceso.