¿Qué es la madurez?
Madurez es una palabra que podemos escuchar todos/as habitualmente en nuestro día a día: “tengo que madurar más”, “eres un inmaduro”, “mira a tu primo, es una persona muy madura”, etc. Pero bien, ¿Qué es la madurez? ¿A qué nos referimos cuando hablamos de madurez en Psicología?
Sigmund Freud, el reconocido psicólogo que creó el modelo de Psicoanálisis, define la madurez como la capacidad para amar y para trabajar. Es decir, para él una persona madura es una persona capaz de afrontar sus responsabilidades académicas y/o laborales y al mismo tiempo capaz de compartir intimidad afectiva y sexual con otras personas. Esta definición engloba muy bien lo que comprendemos como madurez en psicología. No obstante, voy a añadir dos aspectos a tener en cuenta para ayudar a comprender a qué nos referimos con madurez.
A nivel evolutivo, desde que nacemos vamos atravesando distintas etapas en nuestra vida: infancia, adolescencia/juventud, adultez y vejez. En cada una de estas etapas existen diferentes retos que tenemos que afrontar si queremos desarrollar nuestra madurez psicológica (diferenciar nuestra identidad de nuestros padres, desarrollar nuestras relaciones con amigos y/o pareja, afirmarnos en nuestro trabajo, emanciparnos, etc.). Estos retos los llamamos retos evolutivos. Una persona madura es una persona que afronta los retos evolutivos que le corresponden.
Por último, es importante mencionar que una persona madura es responsable con sus emociones. Esto quiere decir que es capaz de identificar y expresar sus sentimientos hacia las personas con las que se relaciona. Por ejemplo, si me siento inseguro con mi pareja o con mi trabajo, afrontar mi miedo significa poder reconocer lo que estoy sintiendo y poder hablar de ello. Beber en el bar con mis amigos o machacarme en el trabajo buscando olvidar este miedo sería un comportamiento inmaduro.
Beneficios de una personalidad madura
La madurez psicológica aporta distintos beneficios en nuestras vidas. Estos beneficios son:
- Individuales: Adecuada regulación emocional, buena autoestima, buen nivel de autoconocimiento, confianza en uno mismo/a para afrontar problemas.
- Relacionales: Construir relaciones de amistad y relaciones de pareja sanas, autenticidad a la hora de mostrarme en mis relaciones, comunicación sincera y asertiva.
- Familiares: Independencia emocional y económica, límites claros frente a cargas y conflictos familiares que no me corresponden, buenos vínculos afectivos con padres y hermanos.
- Laborales: Disminución de ansiedad laboral y buen manejo de la misma, responsabilidad, buen rendimiento, afrontamiento de retos laborales.
Indicadores de una personalidad inmadura
Existen ciertos comportamientos de una persona que nos pueden indicar que no tiene madurez psicológica. Señales de una personalidad inmadura pueden ser:
- Evitar responsabilidades académicas o laborales. Faltar al trabajo, negarse a buscar trabajo o no cumplir con sus tareas laborales son indicadores de que la persona no cuenta con madurez suficiente para afrontar su vida laboral.
- Engañar en sus relaciones afectivas. Mentir a la pareja o a los amigos es una señal de inmadurez psicológica dado que la persona está evitando mirar la realidad y expresar lo que siente en estas relaciones.
- Miedo al compromiso. Si una persona sistemáticamente se aleja de sus relaciones cada vez que alcanzan un mayor grado de compromiso es una señal de que tiene dificultades para compartir una intimidad afectiva y un compromiso con alguien. Estos son indicadores de una personalidad inmadura.
- Locus de control externo. Una persona que tiene un locus de control externo es una persona que culpa a su entorno de lo que le ocurre en la vida. Es decir, no asume la responsabilidad de sus actos. Es un claro indicador de personalidad inmadura.
- Actitudes regresivas en la familia. Hablamos de actitudes regresivas cuando una persona adulta se comporta de la misma forma que cuando era un niño o un adolescente. Buscar cobijo emocional en su madre porque está triste y agobiado por el trabajo o cogerse una rabieta por algo que le ha salido y aislarse en casa son ejemplos de actitudes regresivas. A veces es normal adoptar ciertos comportamientos regresivos para posteriormente afrontar nuestros problemas. Pero si estas actitudes son habituales y mantenidas en el tiempo, podemos decir que es un indicador de personalidad inmadura.
- Evitar los conflictos. Una persona inmadura puede encontrar miles de formas para evitar los conflictos (alejarse de personas, hacer como si no ha pasado nada, dejar el trabajo, no parar de hacer cosas durante el día para distraerse, culparse por “ser así”, etc.). La evitación de los conflictos es una de las señales más evidentes de inmadurez psicológica.
La psicoterapia es el espacio indicado para trabajar los aspectos inmaduros de nuestra personalidad y aprender a crecer psicológicamente para afrontar las diferentes dificultades que nos encontramos en la vida. Desde Cláritas podemos ayudarte a desarrollar tu madurez psicológica trabajando contigo en terapia individual, terapia de pareja y/o terapia familiar.