Según la OMS, la depresión es una enfermedad que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, desesperanza, sensación de cansancio y falta de concentración. Además, suele cursar con sentimientos de culpa e inseguridad. Este estado de ánimo interfiere en el día a día de la persona, afectando directamente en su vida.
Es difícil para quienes sufren depresión enfrentarse al dolor que conlleva. Sin embargo, también es complicado y doloroso para las personas que la acompañan y que invierten su energía en el cuidado y la recuperación ajena. Y es que es no es fácil ver sufrir a quien queremos, y es normal preguntarnos qué es lo que podemos hacer para ayudar.
Si tienes dudas acerca de cómo acompañar a alguien que tiene depresión, te invito a reflexionar sobre los siguientes aspectos:
- La escucha activa es en sí es muy poderosa. Aprender a escuchar sin juicio puede ser complicado, pero fundamental. La escucha activa tiene como objetivo estar presente en el acompañamiento y hacerlo desde una mirada amable.
- Validar los sentimientos y emociones del otro le ayudará a sentirse comprendido. Cuando invalidamos las emociones ajenas podemos generar culpa y que la persona que sufre crea que no tiene derecho a sentirse como se siente. Por ejemplo, si alguien dice con desesperanza que se encuentra mal y que no puede más, no será efectivo decirle “no te preocupes”, “no estés mal”, “¡sonríe, mira las cosas buenas que tienes a tu alrededor!” … Puede ser más acertado validar que se sienta así y acompañarle con frases del tipo “es normal que no puedas más y que estés preocupado”, “hay días que son más difíciles y se nos viene el mundo encima, pero cuenta con mi apoyo”. De esta manera, se sentirá acompañado, no juzgado y, sobre todo, seguro.
- Respetar los ritmos es esencial. Las personas que sufren depresión pueden tender al aislamiento y está bien animarlas a que salgan, den un paseo, tomen un café… Sin embargo, si no está preparada o no le apetece, debemos respetar su decisión sin imponer lo que pensemos que puede ser mejor para ella. Es decir, ser comprensivos y pacientes. En esta línea, cuando notemos esfuerzos por su parte es bueno transmitírselo mediante una palabra, un gesto o una sonrisa.
- Comprender que la depresión es una enfermedad. No es ni carácter ni personalidad. ¿Qué piensas sobre etiquetar como depresiva a una persona con depresión? La depresión forma parte de ella, pero ella es mucho más que eso. Además, etiquetar puede contribuir a quien sufre se esconda detrás de esta etiqueta, y desde ahí justifique su malestar y su queja.
- Trasmitir apoyo y esperanza. Hazle llegar el mensaje de que no está solo, que tiene cerca a alguien que le apoya en quien poder confiar y que hay una luz al final del túnel.
- ¿Te has planteado acompañarle para que reciba ayuda profesional? Si eres importante en su vida, seguro que se sentirá más arropado acudiendo a un profesional junto a ti. No todos sabemos pedir ayuda, por eso tu labor aquí es esencial. No olvidemos que la ayuda profesional es imprescindible para su mejoría.
- Lo más importante de todo, el propio autocuidado. No podemos cuidar si no nos cuidamos. Escuchar nuestras emociones, atender nuestras necesidades, poner nuestros propios límites y respetar los espacios de descanso necesarios para cuidar el bienestar personal. Dice mucho de ti que quieras ayudar y ser compasivo con la historia dolorosa que puede haber detrás de una persona que sufre, pero no te olvides de ti y de tu propio sufrimiento.
Desde Cláritas queremos decirte que no estás solo. Tu lugar también es difícil y, a veces, puede suponer una carga, no le quites valor a lo que sientes. Si necesitas ayuda y alguien que te acompañe a ti, cuenta con nuestro equipo de psicólogos.
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