“Si a mí me viene George Clooney, que se acaba de comer una aceituna, dispuesto a darme un beso en la boca le rechazaría. Con esto te lo digo todo”. Son palabras de Patrizia Bernardi, una de las tantísimas personas que sufren, a veces en silencio y en otras ocasiones con aparatosos aspavientos que suelen generar risas y estupor a su alrededor, una fobia irracional a las olivas.