¿Qué es la violencia de género?
No es ninguna sorpresa que la violencia de género continúa siendo un problema de orden social. Esta se entiende como un tipo de violencia dirigida a las mujeres para poder mantener o aumentar la subordinación al género masculino. De esta manera, se busca ejercer el poder sobre la mujer para que esta se sienta en una posición de desequilibrio y vulnerabilidad.
¿Cómo puede expresarse esta violencia?
La violencia dentro de la relación de pareja tiene muchas formas de manifestarse, aunque el pensamiento más extendido se limite a considerar el ataque físico como única maniobra de fuerza para mantener el control y el poder dentro de la relación. El maltrato físico es, por supuesto, el más evidente puesto que provoca en quien lo recibe una lesión o un dolor en el cuerpo, y es considerado instintivamente como violencia. Sin embargo, el maltrato o violencia psicológica se produce de una manera más sutil y progresiva, de forma que quien la recibe apenas es consciente de que está sucediendo hasta que se encuentra atrapada en una relación en la que no se ve capacitada para salir. Se trata de una “tortura mental” que incluye: insultos, manipulaciones, intimidaciones, descalificaciones y amenazas. Lo que más la define es la anulación de la subjetividad de quien la recibe, empleando la humillación y culpabilización sistemática y reiterada.
¿Cuáles son las manifestaciones o signos para poder identificar el maltrato psicológico?
Algunos de los signos más evidentes para poder identificar el maltrato psicológico son los siguientes:
- Restricción de las cosas que le gustan hacer fuera de la pareja, reduciendo así los momentos de ocio personal. Para ello pueden existir manipulaciones como el “no me dejes solo”, “prefieres ir a hacer X que estar conmigo…”.
- Control económico, prohibición de trabajar o gestión de los gastos. Puede desarrollarse de forma sutil como: “no hace falta que trabajes si ya estoy yo para ocuparme de todo…”.
- Imposición de conductas restrictivas como el aislamiento. Poco a poco comienza a alejarle de su red de apoyo, evitando que vea a su familia, criticando a sus personas cercanas para que vaya dejando de contar con un apoyo en el que sustentarse…
- Comparaciones con otras personas y culpabilizaciones que minan la confianza. Desvalorización en forma de desprecio y burla hacia las opiniones, ideas, tareas o incluso el propio cuerpo de la mujer.
- Hostilidad en forma de insultos, amenazas, reproches. Descalificaciones a la conducta de su pareja.
- Indiferencia y falta de escucha hacia la pareja. El que abusa manifiesta una total falta de atención hacia las necesidades afectivas de la mujer.
- Control e invasión de la intimidad. Revisión continua del móvil (mensajes y llamadas), correo electrónico. Actitud de desconfianza y suspicacia.
Gestación del maltrato y consecuencias psicológicas
En la mayoría de los casos se trata de un proceso insidioso, cíclico, en el que se van alternando conductas de desvalorización con expresiones de amor, de manera que se vuelve un círculo vicioso del que resulta muy complicado salir. Se le transmite a la mujer que es imprescindible para el bienestar de él. Esa idea, junto con el miedo y las conductas culpabilizadoras que inducen a experimentar inseguridad y sentimientos de poca valía, llevan a mantener situaciones extremas. A veces, incluso, sin ser conscientes de su posición, llevan a justificar las conductas de su agresor, a sentir deseos de ayudarle o considerar que es merecedora de lo que le ocurre.
Una de las razones por las que quienes la sufren permanecen en esta situación, que parece que no quieren ver la realidad, es porque incorporan el sistema de creencias del agresor, como forma de defenderse frente a la amenaza de diferenciarse de ellos. Además, ante estas experiencias tan extremas y reiteradas, las víctimas terminan por desconectar sus sentimientos y volverse sumisas, lo que en psicología llamamos “entumecimiento psíquico”.
Tras primeras agresiones o agresiones de baja intensidad quienes sufren la violencia suelen experimentar sorpresa, shock, sentimientos de confusión e impotencia, y desamparo. Aquí predominan la ansiedad, la irritabilidad y las manifestaciones psicosomáticas. A medida que la intensidad aumenta van apareciendo con más frecuencia reacciones por estrés. Finalmente, estas mujeres terminan experimentando baja autoestima y baja estima corporal, estrés crónico, desesperanza, aislamiento social, miedo e inestabilidad emocional y dependencia hacia el maltratador.
¿Cómo actuar frente al maltrato?
Principalmente, el poder aceptar que se ha sido víctima de maltrato psicológico no es una tarea fácil. Sin embargo, es importante resaltar que cualquiera puede llegar a ser víctima de este. Por ello, es importante recordar que nuestro bienestar emocional deriva, en gran parte, de las situaciones que vivimos y las relaciones que se establecen en estas.
Principalmente, trata de analizar cómo es tu estado de ánimo en presencia de otras personas y pregúntate si distingues entre quienes te hacen sentir segura y feliz o quienes te desgastan emocionalmente por no saber cómo hacerles sentir bien, ya que hagas lo que hagas no consigues satisfacer sus necesidades.
Si dentro de una relación no sientes que exista un vínculo seguro, te sientes mal en presencia del otro la mayor parte del tiempo, recibes continuamente críticas y señalamientos de continua incompetencia, en el que no sabes ya cómo actuar porque no sabes cómo va a reaccionar, es importante reflexionar sobre lo que está ocurriendo y pedir ayuda. A veces es duro plantearte que la persona que quieres y se ha convertido en alguien tan importante en tu vida pueda hacerte sentir de esta manera de forma deliberada, pero es importante poder aceptarlo y poner distancia.
El maltrato duele, rompe, desgasta y destruye. Pero es importante que te levantes, aprendas a valorarte, quererte, priorizarte e ilusionarte con las cosas que antes te hacían feliz contando con la ayuda de tus personas más cercanas y de un profesional.
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