Trastorno de ansiedad - Instituto Cláritas

5 cosas que sólo entienden las personas con ansiedad

Si eres una de las cerca de 2.000.000 de personas que en España sufren ansiedad (un 4,1% de la población, según datos de la OMS), es muy posible que hayas vivido alguna de las situaciones que vamos a describir en este artículo. Y es que, para las personas que padecen ansiedad, la vida cotidiana puede ser más complicada de lo que la mayoría de la gente cree. Cualquier acontecimiento puede generar miedo, pensamientos negativos, ataques de pánico… y la situación puede complicarse si sientes que nadie entiende lo que te ocurre.

Pero para los profanos en la materia, empecemos por explicar qué es la ansiedad, y cuándo se convierte en un problema. La ansiedad es un estado mental que nos genera una gran inquietud y una extrema inseguridad. Podemos dividirla en dos: ansiedad adaptativa y ansiedad patológica. La primera de ellas puede considerarse un mecanismo de adaptación natural, que nos permite estar alerta ante ciertos sucesos estresantes. Cuando la intensidad aumenta y provoca malestares significativos, es cuando la consideramos patológica.

Según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud, 264 millones de personas en el mundo sufren ansiedad, lo que supone un 3,6% de la población global. Nunca antes había habido una incidencia tan elevada de este trastorno. De hecho, esta misma organización señala que, entre 1990 y 2013, las personas con ansiedad o depresión aumentaron cerca del 50% en todo el mundo.

En España, concretamente, este trastorno nos ha convertido en líderes del consumo de ansiolíticos y, de acuerdo con las últimas encuestas, la ansiedad ya es el problema mental más citado por los españoles.

Sin embargo, pese a lo extendido de la ansiedad, quienes la padecen siguen enfrentándose a diario a los estigmas fruto del desconocimiento, y a que muchos no se tomen en serio sus síntomas. Por este motivo, ofrecemos un recopilatorio de las situaciones más comunes, y molestas, que toda persona con ansiedad ha vivido alguna vez, y algunas recomendaciones para aquellos que se relacionen con personas que la padezcan.

Las 5 situaciones más comunes, y molestas

1. El famoso “cálmate”

La última cosa que puede relajar a una persona con ansiedad es que alguien le diga que se calme. De hecho, puede empeorar la situación. Según Todd Farchione, psicólogo clínico del Centro de Estudios de Ansiedad y Trastornos Relacionados de la Universidad de Boston, al intentar no tener miedo, la persona con ansiedad puede mostrar una reacción más intensa hacia lo que le produce pánico.

En lugar de animar a alguien con ansiedad a que se relaje, Farchione propone ofrecerles apoyo y comprensión. “Si pudieran calmarse, lo harían”, explica. “Lo mejor sería preguntarles algo como ‘¿Qué te hace sentir así?’ Reflexionar sobre ello y expresar sus sentimientos, en general, les puede ayudar a superarlo”.

2. El peligro de crear una “burbuja” a tu alrededor

Para tratar de ayudar a alguien con ansiedad a sobrellevar su problema, mucha gente de su entorno suele evitar los estímulos concretos que generan esa ansiedad, y crean una “burbuja” de protección. Sin embargo, Farchione advierte que esta empatía también puede reafirmar sus miedos. “Es una situación compleja: por una parte quieres que te comprendan, pero esto probablemente hará que tu familia y amigos se adapten a tus pautas, lo cual puede resultar negativo”, afirma. Los seres queridos se sensibilizan con tus miedos, por ejemplo, asegurándose de que su casa está libre de gérmenes. “Esto no ayuda, sino que alimenta el miedo”, sostiene Farchione.

3. Algunas reacciones pueden ser contraproducentes

Cuando le dices a alguien que tienes ansiedad, es habitual que traten de identificarse contigo buscando semejanzas entre su estrés y tu ansiedad, aunque a veces no tengan nada que ver. Mostrar empatía es positivo, pero dejar al descubierto nuestro propio estado de nerviosismo, o incluso maximizarlo o dramatizarlo como muestra de “comprensión” hacia el otro, puede llegar a reforzar su estado de ansiedad, en lugar de aliviarlo.

Algunos estudios han demostrado que el estrés es una emoción contagiosa. Según Keith Humphreys, profesor de psiquiatría en la Universidad de Stanford, “es importante no obsesionarse. Dos personas juntas con ansiedad pueden retroalimentar su angustia. Si alguien está intentando controlar su propia ansiedad pero le cuesta, quizás es mejor no inmiscuirse”.

4. Los pensamientos “rumiantes” van contigo

Es un círculo vicioso: tus pensamientos se convierten en preocupaciones, y tus preocupaciones se convierten en pensamientos. Tanta reflexión puede ser perjudicial. Según un estudio publicado en la revista científica PLOS One, los pensamientos “rumiantes”, o darle demasiadas vueltas a las cosas negativas, son uno de los principales signos de depresión y ansiedad.

Según Farchione, lo mejor que podemos hacer por una persona que se obsesiona demasiado con los aspectos negativos de la vida es sugerirle que pida ayuda. “Las emociones que sufren son reales”, explica, “no es que su cabeza se las invente”.

5. Tus fobias pueden animar bromas inoportunas

Farchione advierte que a mucha gente le gusta bromear accionando el botón que desencadena las fobias de una persona (por ejemplo, mostrando una foto de una araña a alguien con aracnofobia). Aunque lo hagamos sin mala intención, el experto aconseja que tengamos cuidado antes de gastar una broma. “Ten en cuenta que lo que causa sus miedos, aunque sea irracional e incomprensible, es totalmente real para esa persona”, señala Farchione. “Trátalo con delicadeza y respeto”.

Para finalizar, y aunque ya hemos visto que hay muchos consejos y acciones “bienintencionadas” que están de más, hay otras que no viene mal recordar, como método para prevenir y combatir la ansiedad: Por supuesto, llevar un estilo de vida saludable es la piedra angular de todo proceso terapéutico. Pero además, practicar ejercicio regularmente es una gran ayuda para despejar la mente. Por último, optar por practicar técnicas de relajación y meditación ayudarán a hacerle frente a los momentos más complicados.

Si con ello tu ansiedad sigue sin estar bajo control, no podemos dejar de recomendarte buscar la ayuda de un psicoterapeuta, que pondrá en tus manos las mejores herramientas para que restablezcas el orden en tu vida, de forma duradera.

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