Uno de los temas más estudiados en psicología es la coocurrencia entre el trastorno mental grave y el consumo de sustancias. Esta coocurrencia se define en la comunidad científica como diagnóstico dual.
Una de las primeras cuestiones planteadas por la investigación fue cuál de los dos diagnósticos aparecía antes, y si uno de la causa del otro. La respuesta más defendida es que depende de cada caso, y han de ser estudiados de forma individualizada.
Dos posibles escenarios
Sin embargo, se presentan dos escenarios posibles, el primero donde el origen puede ser el trastorno mental grave, y el segundo donde el origen está en el consumo de sustancias.
Un individuo con síntomas de trastorno mental (tal como ansiedad, depresión, o trastornos más graves como esquizofrenia, disociaciones, o trastorno bipolar entre otros) puede consumir sustancias como medicamentos, alcohol u otras drogas con el fin de regular su trastorno y su estado de ánimo. El consumo continuado de estas sustancias para mantener su bienestar termina agravando la naturaleza de sus síntomas. Una vez que un individuo empieza a entender sus problemas psicológicos y comienza a buscar una forma de aliviar los síntomas, es cuestión de tiempo que comience a consumir sustancias que funcionan para él. El consumo de sustancias como el alcohol, drogas, nicotina, o marihuana entre otros son parches temporales. Los síntomas solamente pueden ser tratados de forma permanente por un equipo médico profesional.
El segundo, donde una persona con trastorno mental grave ya avanzado se encuentra en un periodo de lucidez y es consciente de su malestar y sufrimiento. El ser consciente de su situación genera una búsqueda de bienestar de forma impulsiva o poco elaborada para afrontar su malestar psíquico. Esto desencadena buscar la vía más rápida y accesible, mediante el consumo de sustancias. Además, esconder el trastorno mental grave de otros, incluyendo el sistema de salud, aumenta el consumo de sustancias. Como ejemplo de esto, existen tendencias de consumo de sustancias ante un trauma, donde ese consumo es una forma de sobrellevar los síntomas.
Pese a que podemos encontrarnos con múltiples situaciones donde el trastorno mental grave y la adicción estén presentes, lo que está claro es que una vez que ambos aparecen, tienden a retroalimentarse y prolongar los síntomas del otro.
Qué dice la neurociencia
Desde un punto de vista neuronal, encontramos pruebas que apoyan ambas teorías. En el primer caso, cuando un individuo desarrolla un trastorno mental existen cambios asociados en el cerebro que pueden aumentar la vulnerabilidad ante el consumo de sustancias (aumentando sus efectos positivos, disminuyendo la consciencia de los efectos negativos, o aliviando los síntomas desagradables del trastorno mental). Por ejemplo, estudios con neuroimagen sugieren que el trastorno de atención e hiperactividad está asociado con cambios neurobiológicos en circuitos cerebrales asociados con la adicción a sustancias.
En el segundo escenario donde el consumo de sustancias puede desencadenar la aparición de un trastorno mental grave, se sabe que el consumo de sustancias puede generar cambios determinadas áreas cerebrales que son afectadas en otros trastornos mentales, tales como esquizofrenia, ansiedad, estado de ánimo, o trastornos relacionados con el control de impulsos.
Como podemos observar, es un campo de investigación en desarrollo, donde ambas variables actúan en múltiples áreas, tanto en el nivel neuronal como en el comportamental y social, y por tanto es difícil determinar en todos los casos el origen y la consecuencia.
¿Qué papel tiene la psicología?
Mediante una intervención psicológica se puede disminuir e incluso eliminar el consumo de sustancias de una persona con trastorno mental grave. El consumo es un síntoma del malestar que padece la persona, y si se trabaja la raíz del problema, el consumo de sustancias deja de tener una utilidad en la vida del sujeto.
Por otro lado, los síntomas de un trastorno mental grave pueden mejorar gracias a una intervención psicológica, además de aumentar el bienestar del individuo al fomentar su desarrollo psíquico, su autonomía y su desempeño en las actividades que esté capacitado para realizar. Sentirse realizado y capaz, y mejorar cada día en actividades que eran fuente de frustración y desesperación nos hace sentir más libres y capaces.
El trabajo con personas con trastorno mental grave, y con adicciones no es tarea fácil. Sin embargo, si consideras que tanto tú como algún conocido tuyo necesita apoyo profesional, en el Instituto Cláritas podemos ayudarte. En Cláritas organizaremos un plan de acción en el que iremos mejorando la situación del paciente como de los familiares y conocidos a su alrededor. Con constancia y una intervención efectiva, empezaremos a ver los frutos de nuestro esfuerzo.
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