chica con una flor en la mano

Alta sensibilidad: Una forma de ser, no un trastorno

En ocasiones, quizás más de las que nos gustaría a los clínicos, nos encontramos con gente asustada que ha buscado entender por qué es altamente sensible y si eso tiene “cura”. Y con mucha frecuencia, acabamos haciendo hincapié en que no es un trastorno, no es una enfermedad, ni una patología, pero tampoco es un don, es un rasgo de la persona, como el que mide 175 cm.

Fue el matrimonio formado por Elaine y Arthur Aron en la década de los noventa quienes hablaron por primera vez de los High Sensitive Person (HSP) que en español se traduce en Personas Altamente Sensibles (PAS).

Estos autores descubrieron que, lo que diferencia a estas personas es un sistema nervioso sensorial más desarrollado que el de la media, recibiendo así mucha más información sensorial simultánea que la mayoría. También descubrieron que es un rasgo hereditario, aproximadamente dos de cada diez personas lo poseen, tanto hombres como mujeres por igual.

 ¿Cuáles son las características de esta forma de ser? 
  1. Tienen un nivel alto de simpatía, sobrepasando la empatía, llegan incluso a sufrir por el otro y a sentirse verdaderamente afectados.

  2. Poseen una alta sensibilidad, ya que perciben los estímulos externos con mayor precisión, no sólo con los cinco sentidos, sino que captan las sutilezas del entorno mejor que la mayoría.
  1. Tienden a una gran reactividad, es decir, a actuar y reaccionar de manera distinta al sentirse observados o al cambiar las situaciones.
  1. Por todo ello, sienten que se desbordan más fácilmente, al recibir o procesar el mundo exterior de forma más emocional y tienen más probabilidades de saturarse, de sentir culpa o de experimentar un elevado nivel de sufrimiento.
¿Cómo son las personas altamente sensibles?

Por todo lo anterior, son personas asustadizas, que pueden tender a intentar caer siempre bien al resto evitando conflictos. Suelen tener dificultades para decir que no y para mantenerse en su opinión, siendo  para ellos muy difícil poner límites.

En muchas ocasiones se sienten agobiados en las aglomeraciones ya que se exponen a un mayor número de estímulos. También son personas más detallistas, perfeccionistas, intuitivos y, demasiadas veces, incomprendidos.

A estas personas les abruman las luces brillantes, el ruido y los olores fuertes. Les afectan mucho todos los estimulantes como el café, el alcohol y el tabaco. Suelen ser personas tímidas, a las que las conmueve la naturaleza y el arte, y sienten que están llamados a ayudar a los demás.

Son personas con facilidad para enamorarse y que se duelen por el sufrimiento ajeno. Les suele costar manejarse en situaciones estresantes y tienen un umbral de dolor bastante bajo.

En definitiva, no son personas que padezcan ningún trastorno, sino que viven, sienten y perciben la vida con un filtro más ancho que el resto.

Si eres una persona altamente sensible ¿qué puedes hacer para disminuir el malestar? 

  1. Acéptalo: todo comienzo debe empezar por ser consciente de uno mismo, de que no es una enfermedad, solo una forma distinta y maravillosa de percibir la vida. Comenzando por aceptar la emocionalidad. 
  1. Habla de ello: cuéntale al mundo cómo te sientes, saca de dentro todo lo que tienes y exprésalo, bien hablando o con algún tipo de arte, no te conviertas en una olla a presión. 
  1. Conócete: averigua dónde están tus límites, qué te hace reaccionar, qué te malhumora, si tu emoción es el problema, haz un pacto con ella y conoce sus límites. 
  1. Pon distancia: Siempre que puedas, dosifícate. No te responsabilices de lo que no es tuyo y pon distancia.

Si eres una persona con alta sensibilidad y encuentras dificultades en relacionarte con el mundo de una manera que no te abrume, desde Cláritas podemos ayudarte. La terapia psicológica puede ser un aliado y un gran espacio para coger las riendas de tu emoción y aprender a llevarla.

 

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