Hoy en día, nuestro ritmo de vida es rápido, lleno de cosas por hacer, con objetivos cada vez más grandes y exigentes que marcan nuestro camino, con ideales y expectativas cada vez más inalcanzables…
Esto genera grandes niveles de frustración porque es físicamente improbable que nos sea posible abarcar el cien por cien de todos esos ámbitos que ocupan nuestra vida. De manera que, ¿cómo podemos conciliar nuestra vida laboral y familiar?
- En primer lugar, identifica esas emociones que te abruman en tu vida cotidiana: ponle nombre, investiga de donde puede venir, acepta esa emoción y gestiona que puedes hacer con ella. Esto te ayudará a parar, a darte un espacio necesario para poder organizar y conocer mejor tu mente.
- En segundo lugar, es fundamental saber pedir ayuda y aprender a delegar cuando es necesario: pide ayuda a tu pareja para equilibrar y compatibilizar tareas, a tus familiares para poder pasar tiempo en soledad o tiempo de calidad en pareja. Pide ayuda a amigas o amigos de confianza para poder pasar tiempos de desahogo y diversión con ellos… y pide ayuda psicológica si te es difícil gestionar todo aquello que te preocupa.
- Cuídate: aunque tu situación personal sea difícil, intenta mantener siempre espacios para el autocuidado: deporte, hobbies, tiempo en soledad, tiempo con amigos, tiempo con pareja, descanso, meditación, lectura, etc. Ponte como obligación ciertos tiempos de descanso durante la semana para hacer cosas que te motiven y te aporten energía para que te ayuden a sobrellevar las dificultades diarias.
- No pretendas tener todo controlado porque es IMPOSIBLE: es difícil compaginar todas las áreas que llenan nuestra vida, pero es prácticamente imposible que todo cuadre a la perfección y que salga tal y como habíamos pensado o deseado. Date margen para equivocarte, para aprender de esos pequeños fallos y para disfrutar de lo que vas haciendo.
- Tendemos a castigarnos por todo aquello que no logramos hacer o que no hacemos lo suficientemente bien: recordamos nuestro pasado, culpándonos por todo aquello que hacemos mal o anticipamos nuestro futuro, preocupándonos por lo que tendremos que hacer. La culpa y la preocupación son dos emociones incapacitantes que empañan e invalidan lo mas importante, tu presente. Céntrate en lo que haces en tu día a día y disfruta de lo que haces como profesional, progenitor y pareja.
- Organiza tu tiempo: crea rutinas que sean realistas y compatibles con tu vida. Aunque no sea suficiente el tiempo que pasas trabajando y tampoco sea suficiente el tiempo que pasas en casa con tu familia, no centres toda tu vida en “a lo que no llego”, céntrala en “a lo que sí llego”. Será más importante que tu trabajo de menos horas este bien hecho y gestionado y que el poco tiempo diario que pases con tus hijos sea de calidad. Busca rituales o actividades que hacer con tu familia cuando llegues a casa que os permita divertiros y disfrutar de ese tiempo. Tus hijos no se acordarán del tiempo que no has estado, sino de lo bien que lo han pasado ese rato que habéis estado juntos.
- Aprende a separar de manera radical tu vida laboral de tu vida familiar y personal: Si ambos entornos se mezclan nunca disfrutaras realmente de ninguno de ellos. Pon limites en tu vida laboral.
- Organiza tus prioridades en función de la época en la que te encuentres: como hemos mencionado anteriormente no podemos controlar todo ni realizar todo a la perfección por lo que, evalúa en qué época te encuentras y qué es lo mas importante para ti en ese momento. Déjate guiar por tu instinto, date margen y espacio para disfrutar de lo que elijas y libérate de presiones. Es muy importante tener en cuenta que nada es DEFINITIVO, es decir, lo que decidas ahora no será para siempre. En otra época de tu vida en la que quizá cambies de prioridad podrás retomar todo aquello que habías querido hacer.
Si crees que esta situación te está superando, en Cláritas podemos ayudarte. Contamos con terapeutas especializados que podrán acompañarte en este proceso.