¿Conoces la astenia?

En nuestra sociedad actual, donde la productividad y el rendimiento parecen dominar gran parte de nuestra vida cotidiana, es común escuchar quejas de cansancio extremo, falta de energía e incluso apatía.

A pesar de que estos síntomas pueden parecer frecuentes o incluso triviales, en ocasiones son indicativos de un trastorno llamado astenia, que, si bien es un término que quizás no sea tan conocido como el concepto general de fatiga, representa un estado físico y psicológico específico que merece atención especial.

Astenia, ¿qué es?

La astenia no es simplemente sentirse cansado después de una jornada laboral extensa o de realizar actividades que requieren gran esfuerzo físico o mental: se trata de algo más profundo y persistente, que afecta la calidad de vida de quienes la padecen.

Así pues, con respecto a qué es la astenia, esta se define como una sensación persistente y significativa de falta de energía o vitalidad, acompañada frecuentemente de debilidad física y emocional.

Esta es una condición que va más allá de un simple agotamiento pasajero, involucrando una disminución considerable de la capacidad para realizar actividades cotidianas, lo que genera un impacto notable en la vida social, laboral y personal.

La persona que sufre de astenia suele manifestar dificultades para concentrarse, experimentar cansancio continuo y tener problemas para encontrar motivación, incluso para actividades que normalmente disfrutaría.

Esta pérdida de energía y vigor puede llevar a una sensación de desesperanza, irritabilidad o frustración debido a que el paciente no consigue entender claramente por qué se siente así.

Síntomas de la astenia

Los síntomas de la astenia pueden llegar a variar de una persona a otra, pero por lo general, estos suelen compartir algunas características comunes.

El principal síntoma es el cansancio crónico, tratándose de un agotamiento persistente que no mejora sustancialmente con el descanso ni con el sueño.
Además de este cansancio generalizado, suelen aparecer problemas de concentración, pérdida de memoria, dolores musculares y una percepción reducida de bienestar físico y emocional.

Las personas que padecen esta condición también pueden presentar alteraciones en el sueño, ya sea insomnio o sueño no reparador, y experimentar emociones negativas, tales como ansiedad, tristeza o desánimo frecuente.

En algunos casos, la astenia puede estar acompañada de síntomas físicos como mareos, dolores de cabeza recurrentes y molestias gastrointestinales, lo que complica aún más la situación clínica y emocional de quien la sufre.

Posibles causas de la astenia

Las causas de la astenia pueden ser muy diversas y generalmente incluyen factores tanto físicos como psicológicos.

En el ámbito físico, algunas condiciones médicas están frecuentemente relacionadas con la aparición de la astenia.

De este modo, enfermedades endocrinas, tales como el hipotiroidismo, trastornos inmunológicos, anemia, enfermedades infecciosas prolongadas y problemas cardiovasculares, pueden ser desencadenantes frecuentes.

Además, situaciones de estrés crónico, ansiedad sostenida en el tiempo, depresión o situaciones vitales adversas, como un duelo reciente o una ruptura amorosa, pueden provocar o intensificar la astenia.

Asimismo, estilos de vida poco saludables, una mala alimentación, falta de ejercicio regular y trastornos del sueño están directamente relacionados con este problema.

Diferentes tipos de astenia

La astenia puede manifestarse de diversas maneras, dependiendo principalmente de su origen o del contexto en el que aparece. 

En este sentido, los profesionales de la salud mental y física identificamos diferentes tipos de astenia que requieren abordajes específicos.

Astenia estacional

Este tipo de astenia se relaciona con los desafíos que enfrenta el organismo al ajustarse a las variaciones ambientales propias del cambio de estación, especialmente durante la primavera y el otoño.

Estos períodos de transición pueden alterar el equilibrio interno, generando una sensación de fatiga y desajuste en el bienestar general.

Así pues, este trastorno suele presentarse especialmente en los cambios estacionales, particularmente en primavera y otoño, debido a que el cuerpo requiere un esfuerzo de adaptación fisiológica y emocional a nuevos patrones de luz, temperatura y rutinas.

La falta de energía característica suele ir acompañada de cansancio generalizado, problemas de concentración, irritabilidad y alteraciones del sueño.

Esta forma de astenia suele resolverse espontáneamente con el paso del tiempo y la adaptación natural del organismo a los nuevos ritmos del ambiente.

Sin embargo, en algunos casos, especialmente cuando los síntomas son intensos o persistentes, puede ser útil un abordaje psicológico que incluya técnicas para gestionar el estrés y mejorar los hábitos saludables.

Astenia primaveral

Algunas personas, en especial mujeres en la etapa de la mediana edad, experimentan una sensación de fatiga y cambios en el estado de ánimo justo con la llegada de la primavera.

Este fenómeno, conocido como astenia primaveral, se asocia a la adaptación del organismo a los cambios estacionales.

Astenia otoñal

Es un estado de fatiga tanto física como mental que surge con la llegada del otoño, cuando las horas de luz disminuyen y las temperaturas descienden.

Estos cambios estacionales pueden alterar el ritmo circadiano y afectar la producción de hormonas clave como la melatonina y la serotonina, lo que en algunos casos provoca una sensación constante de agotamiento y decaimiento.

Astenia veraniega

Las variaciones de temperatura, en especial el calor extremo del verano, pueden generar distintos malestares, entre estos la llamada astenia veraniega.

Esta condición se manifiesta como un agotamiento persistente que no mejora con el descanso habitual, acompañado de una disminución en la energía y la motivación.

Astenia psicológica

La astenia psicológica está directamente relacionada con factores emocionales y mentales, siendo común en personas que atraviesan períodos prolongados de estrés o situaciones traumáticas.

Esta forma de astenia se caracteriza por cansancio mental extremo, dificultades para pensar con claridad, sentimientos frecuentes de tristeza o desesperanza, así como una marcada disminución de la motivación hacia actividades antes placenteras o cotidianas.

En estos casos, es fundamental contar con apoyo psicológico profesional para identificar y tratar las causas subyacentes, tales como depresión, trastornos de ansiedad o problemas emocionales no resueltos.

La terapia psicológica suele centrarse en estrategias de afrontamiento saludables, técnicas de relajación, gestión emocional y cambios en los patrones de pensamiento negativos, mejorando progresivamente la calidad de vida del paciente.

Astenia física

La astenia física está estrechamente vinculada con problemas orgánicos o condiciones médicas específicas que debilitan el organismo.

En estos casos, además del agotamiento generalizado, es frecuente la presencia de síntomas físicos evidentes como debilidad muscular, fatiga severa tras esfuerzos mínimos, e incluso, experimentar sensación de falta de aire o palpitaciones durante actividades simples.

De este modo, entre las causas de la astenia física más frecuentes se encuentran las enfermedades crónicas como fibromialgia, trastornos tiroideos, anemia severa, enfermedades autoinmunes o infecciones prolongadas.

El tratamiento de la astenia física requiere una evaluación médica completa que permita diagnosticar y tratar adecuadamente la causa subyacente.

Paralelamente, el apoyo psicológico puede ser crucial para afrontar emocionalmente la realidad de vivir con una condición crónica y adoptar estrategias positivas que mejoren la adaptación y resiliencia emocional.

Más que un simple cansancio, puede influir notablemente en el bienestar diario y en el rendimiento personal, afectando la rutina y la productividad.

La astenia es un trastorno complejo que afecta a numerosos aspectos de la vida de quienes la padecen, de forma tal que, identificar sus causas, síntomas y tipo específico es fundamental para implementar un tratamiento efectivo, mejorar el bienestar general y recuperar la calidad de vida perdida.

Buscar ayuda profesional cuando los síntomas se vuelven persistentes es clave para prevenir complicaciones mayores y recuperar la energía y vitalidad necesarias para disfrutar plenamente de la vida.

Fuentes:

  • https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1139-76322009000700014
  • https://www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S0025-76802010000300015&script=sci_arttext&tlng=en
  • https://www.medicinabuenosaires.com/demo/revistas/vol70-10/3/v70_n3_p284_292.pdf
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