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La minimización del THC

La minimización del THC ha ganado una preocupante relevancia en el debate público y la percepción social sobre el consumo de cannabis, debido a que se suelen subestimar los efectos del THC, particularmente con respecto a sus incidencias en la salud mental.
De esta manera, en muchos casos la minimización de los peligros de THC está directamente relacionada con la ignorancia o la falsa creencia de que es una sustancia que no causa daños importantes en la salud mental.

¿Qué es el THC?

El THC o tetrahidrocannabinol es el principal componente psicoactivo del cannabis. Esta sustancia es la responsable de los efectos psicotrópicos asociados con el consumo de marihuana, tales como la euforia, la alteración de la percepción temporal y espacial, y los cambios en el estado de ánimo.
Los efectos del THC que muchas personas buscan para relajarse o evadirse de la realidad no siempre son inofensivos. De hecho, la interacción de este componente con los receptores cannabinoides del cerebro puede tener una variedad de consecuencias adversas, especialmente cuando se consume regularmente o en dosis elevadas.

Integración del THC en la sociedad actual

El panorama contemporáneo muestra una creciente aceptación del cannabis y de sus derivados, con el THC destacándose en este contexto.
En varios lugares del mundo, los cambios legislativos han contribuido a que más personas se sientan cómodas al consumir cannabis. No obstante, esta mayor aceptación también ha resultado en una preocupante disminución de la cautela respecto a los efectos del THC.
Para muchas personas, el THC suele ser visto como una sustancia recreativa sin riesgos significativos, aunque son obvios los riesgos que tiene para la salud, particularmente si se trata de poblaciones vulnerables.
De tal manera, la legalización, en sí misma, no elimina los riesgos inherentes al consumo, tal como ocurre con el alcohol o el tabaco, sino que el uso frecuente de este componente
presenta un potencial real para causar problemas de salud severos, un hecho que se ignora con demasiada frecuencia.

Poblaciones de riesgo especial

Existen grupos específicos dentro de la sociedad que son particularmente vulnerables a los efectos del THC. En primer lugar, los adolescentes y jóvenes adultos representan un grupo de riesgo significativo.
Los cerebros de estas personas se encuentran en un estado de desarrollo activo, y el consumo regular de THC puede interferir en procesos críticos para la maduración cerebral. Investigaciones empíricas han demostrado que el uso habitual de cannabis en estas etapas del desarrollo puede resultar en alteraciones cognitivas, afectando la memoria, la capacidad de concentración y el desarrollo de habilidades socioemocionales.
Además, se ha encontrado una correlación entre el consumo de THC y la aparición de problemas de salud mental, tales como ansiedad, depresión e incluso psicosis en individuos predispuestos.
Otro grupo de alto riesgo lo constituyen aquellas personas con predisposición a trastornos de salud mental. Si bien los efectos del THC pueden inducir sensaciones placenteras a corto plazo, en individuos con predisposición genética de riesgo, un historial de trastornos mentales o antecedentes familiares, su consumo de THC puede actuar como desencadenante de síntomas preexistentes o incluso precipitar nuevos episodios de trastornos psiquiátricos.
La minimización de estos riesgos a menudo es resultado del desconocimiento y de la falta de educación adecuada respecto al impacto que el THC puede tener sobre la salud mental en estas poblaciones vulnerables.

Los peligros de la minimización del THC

Si bien es cierto que existen algunos beneficios potenciales asociados al THC, como la relajación temporal y el alivio del dolor crónico, es fundamental ser conscientes de los riesgos que pueden presentarse, especialmente cuando se minimizan o subestiman sus efectos.
Entre los beneficios del THC, se pueden mencionar sus propiedades para disminuir ciertos dolores y molestias, mejorar el sueño en personas con insomnio, y reducir las náuseas en contextos médicos, como el tratamiento de quimioterapia.
Sin embargo, estos beneficios suelen estar relacionados con una supervisión médica adecuada y dosis controladas, algo que no siempre sucede en el consumo recreativo.
La falta de control sobre las dosis y la composición del cannabis que se consume puede conllevar una serie de riesgos que no deberían ser ignorados.
Uno de los principales riesgos es la aparición de sintomatología relacionada con la salud mental. En algunos casos, el consumo de THC puede desencadenar episodios de ansiedad y pánico, que, si bien no son permanentes, pueden resultar muy angustiantes.
El uso frecuente y en dosis elevadas también puede aumentar el riesgo de síntomas depresivos y, en individuos vulnerables, favorecer el desarrollo de cuadros psicóticos.
Además de los efectos sobre la salud mental, el THC también puede tener un impacto negativo en la conducta social, dificultando la gestión de las relaciones interpersonales. De hecho, hay una correlación entre el uso del THC y el desarrollo de síntomas psicóticos.
Por otro lado, el rendimiento académico o laboral también puede verse afectado. La falta de motivación, la dificultad para concentrarse, y la reducción de la memoria a corto plazo son algunas de las consecuencias que pueden aparecer.
Esto puede traducirse en una disminución del desempeño en tareas que requieren enfoque y planificación, generando complicaciones en la vida cotidiana, ya sea en el ámbito escolar, universitario o laboral.

Combinación de riesgos o conductas riesgosas

Un aspecto que a menudo se pasa por alto es la combinación del THC con otras sustancias o la adopción de conductas de riesgo paralelas.
Muchos individuos desconocen que el consumo de THC junto con alcohol u otras drogas
puede potenciar sus efectos negativos, tanto a nivel físico como mental. Esta combinación de riesgos incrementa la probabilidad de desarrollar dependencia, afecta significativamente la capacidad de juicio y favorece la toma de decisiones impulsivas que pueden poner en peligro la seguridad personal y la de los demás.
Asimismo, es esencial destacar el riesgo asociado al consumo de THC en contextos que requieren un nivel adecuado de claridad mental, como la conducción de vehículos. El THC tiene efectos adversos sobre la coordinación motora y la percepción temporal y espacial, lo cual incrementa considerablemente el riesgo de accidentes.
Es fundamental que la sociedad se mantenga informada sobre los riesgos asociados al consumo de THC y que se adopte una postura responsable frente a este compuesto psicoactivo.
Si tú o un ser querido enfrenta dificultades relacionadas con el consumo de THC, o si simplemente deseas comprender mejor cómo este compuesto puede impactar la salud mental, te invitamos a contactar con nosotros.
En Instituto Claritas, contamos con un equipo multidisciplinar de profesionales capacitados para asesorarte y ayudarte a comprender mejor los efectos del THC y sus implicaciones. Es el momento de actuar y cuidarnos mutuamente, porque la salud mental es una prioridad que no debemos subestimar.

Fuentes

  • https://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/34944/9789275319925_spa.pdf
  • https://pnsd.sanidad.gob.es/profesionales/publicaciones/catalogo/catalogoPNSD/publicaciones/pdf/2022_OEDA_Monografia_Cannabis.pdf
  • https://www.seic.es/wp-content/uploads/2013/10/guiab%C3%A1sicacannab.pdf
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