¿Qué hacer ante un conflicto matrimonial?

Durante una crisis matrimonial es normal que se experimenten ciertas emociones, sensaciones y sentimientos, como la tristeza, la rabia, la inseguridad, la desilusión, etc. Experimentamos muchas emociones y normalmente negativas y no siempre sabemos manejarlas.

Vivimos en una sociedad rodeada de “historias de amor perfectas”. La gente no suele expresar a los demás los problemas que existen dentro de su relación. Esto provoca que cuando se experimentan estas crisis, se viven con la idea de que no hay solución posible, únicamente la ruptura. 

Sin embargo, esto no es cierto. Los problemas de pareja y las crisis pueden ser una oportunidad de crecimiento. Nos pueden ayudar a mejorar de manera individual y también dentro de la relación.

Es importante ver estas crisis como oportunidades para fortalecer el vínculo con mi pareja y no solo como algo negativo que puede acabar con la relación.

¿Es posible solucionar una crisis matrimonial?

Lo primero y más importante antes de buscar posibles soluciones a una crisis matrimonial, es definir el problema. Es decir, aclarar con el otro miembro de la pareja dónde se encuentra el problema dentro de la relación.

Una vez que ambos miembros de la pareja tienen esto claro, se pondrán en práctica las posibles soluciones para resolver la crisis.

Estas son algunas de las claves para superar un conflicto matrimonial:

  1. Tener presente por qué estás con tu pareja: ante un conflicto solemos focalizar nuestra atención en todo lo malo que tiene la relación. Sin embargo, hay que tener presente, también en los momentos malos, todas las cosas positivas que nos aporta la relación.
  2. Expresa cómo te sientes: Pensamos que al no expresar las cosas que nos han molestado o dolido evitaremos los conflictos, sin embargo, cuando callamos y no expresamos es cuando se generan esas crisis.
  3. Centrarse en el presente y mirar al futuro: Cometemos el error de no contemplar cómo la evolución de los individuos, a lo largo de su vida, afecta también a la relación. Solemos quedarnos en “lo que fuimos” y no somos capaces de ver en que nos podemos convertir madurando juntos. El objetivo es buscar una evolución positiva que fortalezca la pareja.
  4. Evitar las interacciones negativas: las críticas, las quejas, las acusaciones y el sarcasmo, mantienen el conflicto en lugar de mejorarlo. Este tipo de comentarios hacen que el otro se ponga a la defensiva y se mantengan los aspectos negativos de la relación.
  5. Tomar distancia: cometemos el error de solucionar el problema en el momento que ha surgido. Esto solo hace que aumente la tensión y que no se consiga llegar a ningún tipo de acuerdo. Es mejor tomar distancia y esperar a que las cosas se hayan calmado, y después hablarlo.
  6. Utiliza el modelo “ABC”: lo primero es expresar cómo te sientes, evitando juzgar al otro. Después, decir lo que te gustaría que pasara de la manera más concreta posible. Por último, explicar cuál sería la consecuencia positiva de hacer aquello que se propone.
  7. Resolver los problemas de uno en uno: cada problema tiene una solución. Hay que evitar resolver todos los problemas al mismo tiempo. Si mezclamos conflictos únicamente aumentará la tensión, se abrirán más heridas y al final no se solucionará ninguno.

Aun así, hay ocasiones donde la pareja ha intentado encontrar soluciones ante su crisis, pero la tensión y el conflicto se mantiene y sienten que su relación cada vez está más en peligro. En este caso, podría ser de gran ayuda contar con un psicólogo especializado que pueda aportar una visión objetiva de la situación, y recursos a la pareja para solucionar las crisis matrimoniales.

Si tu pareja y tú os encontráis en esta situación de malestar, en Cláritas podemos ayudaros. La terapia de pareja puede ser muy útil para trabajar todo lo relacionado con los conflictos de la relación.

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