Cada vez resulta más habitual tener en nuestro entorno cercano a parejas internacionales. Algunas comenzaron su relación en un tercer país, como es el caso de las parejas que se conocieron en un intercambio de estudiantes. En otros casos se conocieron en el país de origen de uno de los integrantes. Y en la mayoría de los casos la pareja tuvo que vivir, al menos durante un tiempo, una relación a distancia. Y aunque las nuevas tecnologías hacen que hoy en día una relación a distancia sea mucho más llevadera, mantener la comunicación cuando hay diferencias horarias y diferentes rutinas no es tarea fácil.
Pero si a pesar de la distancia el amor acaba imperando, por desgracia las dificultades para una pareja internacional no acaban ahí. El regresar al país de origen de uno de los integrantes o vivir juntos en un tercer país y consolidarse como pareja puede ser muy complicado. Estos son algunos de los retos a los que se enfrentan las parejas internacionales:
El idioma
La comunicación es uno de los pilares fundamentales de una relación sana. Y si bien el amor no entiende de idiomas, la mayoría de las personas nos expresamos mejor en nuestra lengua materna. Por este motivo las parejas internacionales deben hacer un esfuerzo doble para que la comunicación fluya y no haya malentendidos.
A veces, no solo el propio idioma es un problema, sino también las expresiones propias de cada lengua. Algo que puede sonar muy normal para una persona puede resultar brusco o hiriente a alguien de otro país. Un idioma no es solo las palabras que se usan, sino también el lenguaje no verbal y el tono que se emplea.
Las diferencias culturales
Las parejas internacionales se convierten en auténticas expertas de la negociación porque saben lo difícil que es ponerse de acuerdo en cosas tan simples como la hora del almuerzo. Y aunque puedan parecer diferencias triviales, el problema surge cuando estas pequeñas discusiones se acumulan y acaban creando tensión en la relación.
Las familias de origen
El establecimiento de límites con las familias de origen suele ser un punto de discusión recurrente en parejas que provienen de distintos países. En algunas culturas, como por ejemplo los países mediterráneos y latinoamericanos, es muy común que los padres se impliquen mucho en las vidas de sus hijos. Esto puede chocarle mucho a personas que provengan de culturas en las que los hijos se suelen independizar de sus familias muy pronto. Si ya de por sí el llevarnos bien con nuestra familia política suele ser difícil para muchos, para las parejas internacionales lo es todavía más.
Trámites y esfuerzos
Cuando una pareja de un mismo país se conoce, las cosas suelen fluir fácilmente. Para una pareja internacional, sin embargo, estar juntos puede suponer un gran sacrificio económico y de tiempo. El papeleo y los trámites burocráticos que son necesarios para que una persona pueda estar en un país puede ser un proceso realmente agotador para la pareja. Bajo todo ese estrés y con toda la incertidumbre, algunas parejas no son capaces de sobrevivir.
Crianza
Educar significa algo diferente para cada cultura. En algunas culturas predominan más los patrones más autoritarios de educación, mientras que en otras es más habitual el estilo de crianza del “dejar hacer”, también llamado estilo permisivo. Por lo general todo padre quiere lo mejor para sus hijos. El problema está en que, a veces, no siempre estamos de acuerdo en qué es “lo mejor” exactamente.
¿Cómo podemos superar estos retos?
Practicar el agradecimiento
Cuando no respeto el pasado de mi pareja ni el lugar de donde viene, estoy despreciando una parte muy importante de él o de ella. Aunque tengamos diferencias con la familia de origen de nuestra pareja o con su cultura, debemos hacer un esfuerzo y mostrarnos agradecidos. Al fin y al cabo, de no ser por su familia, su país y su cultura, esa persona a la que queremos no sería la misma persona de la que nos enamoramos.
Crear rituales y tradiciones propias
Si tú vienes de un país y tienes tus tradiciones, y yo vengo de otro y tenemos otras, nuestra convivencia puede convertirse en un pulso por ver qué tradición se respeta más. En ese sentido, las parejas que practican diferentes religiones lo tienen todavía más difícil. ¿Qué festividades se celebran? ¿Qué religión inculcarle a nuestros hijos? ¿Qué valores queremos transmitir? Mientras se lleven a cabo este tipo de negociaciones, es importante que la pareja también cree sus propios rituales nuevos que solamente existan para su familia. Y en lugar de ver las diferencias como un impedimento, poder apreciar toda la riqueza y la diversidad e intentar crear una cultura familiar propia y única.
Enfocarse en lo que se tiene en común
Cuando hay tantas diferencias y discusiones podemos llegar a olvidarnos de lo que nos une a esa persona. En los momentos en los que la pareja se sienta algo distanciada ambos pueden intentar hacer cosas como revisar antiguos álbumes de fotos, retomar hobbies que se tenían en común, ir a un concierto de música que ambos disfruten o planear un viaje.
Hablar, hablar y hablar
En una pareja en la que ambos son de un mismo país la comunicación fluye fácilmente, pero en una pareja internacional esto no siempre pasa. Por ello, es necesario que la pareja sea consciente de este “hándicap” y que ambos intenten sacar más tiempo del habitual para hablar acerca de cuestiones importantes. Si fuera necesario, la pareja podría fijar una tarde a la semana o una hora del día para sentarse y hablar sin interrupciones.
Saber cómo y cuándo pedir ayuda
Cuando estamos pasando por una mala racha con nuestra pareja, necesitamos hablar con otras personas. Hablar las cosas nos ayuda a relativizar los problemas y a ver diferentes perspectivas. Pero a veces, cuando involucramos a terceras personas, puede que no haya vuelta atrás. Por ejemplo, si nos dedicamos a contarle todos nuestras discusiones a nuestra familia, la relación entre nuestra pareja y nuestra familia puede volverse algo incómoda en el futuro. Por eso es importante saber a quién pedir ayuda y saber cuánto queremos que nuestros seres queridos se involucren en nuestra relación.
Pedir ayuda profesional no es señal de derrota. Al contrario, significa que aún estamos a tiempo de solucionar el problema antes de que sea demasiado tarde.
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