mujer y su hijo en el sofá

21 Diciembre: Dia del Cáncer Infantil ¿Qué impacto tiene en las familias?

El cáncer infantil se considera actualmente una enfermedad crónica. El tratamiento oncológico es muy intrusivo. Además de necesitar muchas hospitalizaciones y cuidados.

Por lo que, tanto la enfermedad como el tratamiento tienen grandes repercusiones a nivel emocional en el niño y en la familia.

Impacto en el niño

Los niños que padecen enfermedades oncológicas no solo tienen los síntomas físicos propios de la enfermedad y del tratamiento como pueden ser los vómitos, náuseas o fatiga, sino que también presentan secuelas psicológicas.

Los niños que son diagnosticados de cáncer se enfrentan a diversas emociones tales como miedo, soledad, ansiedad, tristeza, enfado etc.

Según las edades las ansiedades suelen ser diferentes. Los niños más pequeños están preocupados además de por el dolor, por el miedo a separarse de sus padres durante el tiempo que están en el hospital. Los niños más púberes suelen tener sentimientos de soledad si la enfermedad y tratamientos les dificulta la realización de sus actividades habituales, como es el hecho de la separación de sus compañeros y amigos. Sin embargo, los adolescentes son los que suelen tener más miedo a la muerte y un mayor estrés debido a los cambios físicos que pueden sufrir (pérdida de pelo, variación de peso, etc.) lo que puede afectar a su autoestima y a sus relaciones sociales.

Además de ansiedad los niños pueden tener un bajo estado de ánimo que se manifiesta en llantos, tristeza, irritabilidad, problemas de sueño, pérdida de interés por el juego y las relaciones etc., lo que nos ayudaría a detectar un estado depresivo.

Impacto en la familia

Como es lógico, el impacto emocional no solo ocurre en el niño diagnosticado con cáncer sino también en la familia. Las emociones habituales y normales de los padres, en los primeros momentos después del diagnóstico de la enfermedad de sus hijos, son rabia, dolor, impotencia, culpabilidad y/o negación. Conforme avanza el proceso, aparecen síntomas depresivos y finalmente se produce la aceptación de la enfermedad.

La ansiedad y trastornos del sueño son muy comunes en los padres en los primeros momentos del diagnóstico o en fases más avanzadas del tratamiento.

Por otro lado, a nivel de pareja pueden surgir nuevos conflictos o que se agraven problemas de pareja que ya existían por todo lo que conlleva el proceso. Por lo que es muy importante que los padres perciban el apoyo del resto de familiares y amigos para un menor impacto y reducir sentimientos de soledad o inseguridad.

Las repercusiones de esta enfermedad afectan también a los hermanos del niño con el diagnóstico. Normalmente el resto de los hermanos pueden tener celos y enfado, ya que el cuidado del niño enfermo requiere mucho tiempo por parte de los padres y más si está hospitalizado y tienen que abandonar de manera continua el hogar. Por lo que pueden tener conductas inadecuadas para llamar la atención de los padres.

Por otro lado, se pueden sentir culpables por estos celos y por las llamadas de atención e incluso por estar sanos. Además, pueden desarrollar cierto miedo a enfermar ellos también.

Todas estas repercusiones del cáncer infantil tanto en el niño como en la familia crean unas necesidades específicas en cada fase del proceso. Por lo que, en muchas ocasiones, es necesario una intervención psicológica en la que, tanto los niños como los familiares, puedan expresar todas las emociones que les está generando, así como, tengan un espacio en el que se sientan comprendidos y apoyados. Además, en ella también se pretende proporcionar estrategias de afrontamiento de esta nueva realidad.

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