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5 consejos para lidiar con la incertidumbre por Covid-19

Los seres humanos tenemos una gran capacidad para planificar el futuro, para anticipar y resolver problemas y para ejecutar tareas de manera eficaz. Quizá por eso mismo nos es tan difícil lidiar con aquellas situaciones que se escapan de nuestro control. Pero si algo nos ha demostrado este año es lo importante que es poder lidiar con la incertidumbre.

Una mala gestión de la incertidumbre puede derivar fácilmente en la aparición de ansiedad. Se trata de un estado mental que toma el control de nosotros cuando sentimos que algo malo puede ocurrir. En el caso de la crisis sanitaria por Coronavirus ese suceso negativo puede ser, por ejemplo, el contraer la enfermedad o  que se produzca la muerte de un ser querido. Sumado a las preocupaciones acerca de nuestra salud y la de otros, también pueden estar la incertidumbre laboral y los problemas económicos.

¿Por qué surge la ansiedad?

La ansiedad es la respuesta de nuestro cuerpo y de nuestra mente ante un posible peligro. Cuando pensamos o sentimos que algo malo puede pasar, nuestro cuerpo se prepara para la acción. Aparecen las palpitaciones, la tensión corporal, el aumento del ritmo cardíaco, los dolores e incluso los mareos, entre otros síntomas. Nos sentimos agitados y nerviosos, y somos incapaces de volver a un estado de relajación. 

 Al mismo tiempo, nuestro cerebro también se activa e intenta buscar soluciones al problema. Esto es lo que nos provoca esa sensación de que no podemos parar de darle vueltas a la cabeza. En ocasiones, los pensamientos no cesan ni siquiera a la hora de dormir, y entonces surgen los problemas de sueño. 

Pero la ansiedad no siempre es mala. Al fin y al cabo, está ahí para protegernos, y si estamos en una situación de emergencia la ansiedad nos puede ayudar a escapar del peligro.

El problema es que, en el caso del Coronavirus, no existe ninguna situación concreta a la que podamos hacer frente. Por más que se tense nuestro cuerpo no podemos erradicar el virus. Nada de lo que hagamos tendrá un efecto sobre el desarrollo de una vacuna, o sobre las decisiones del gobierno. En este caso la activación fisiológica no nos va a proteger, y de nada sirve darle vueltas al asunto. Al no poder canalizar esa ansiedad en acciones concretas, el nerviosismo se va acumulando, generando cansancio y un importante desgaste emocional. 

¿Qué puedo hacer con esa ansiedad?

La clave de la gestión de la ansiedad en los momentos de incertidumbre está en poder recuperar cierta sensación de control sobre nuestro entorno. ¿Cómo? Estos son algunos consejos:

  1. Enumera todo aquello que te preocupa. Si te encuentras en uno de los momentos en los que la cabeza no para o no te deja dormir, coge un papel y apunta todo lo que te preocupa. Intenta ser lo más concreto posible. Por ejemplo, en lugar de poner “Problemas económicos”, puedes poner “Me preocupa no poder cubrir los gastos de este mes”. Anotar los problemas en un papel ayuda a sacarlos de nuestra cabeza. Además, cuando concretamos los problemas, éstos dejan de ser tan grandes y abstractos. Pasamos a hacer de los problemas asuntos específicos que sí podemos ir afrontando poco a poco.
  2. Mantente activo y concéntrate en aquello que sí puedes controlar. Es evidente que hay muchas cosas que se escapan de nuestro control. Por ejemplo, que el gobierno decida cerrar los negocios no depende de nosotros. Pero a veces nos enfocamos tanto en aquello que no podemos controlar que se nos olvida que hay cosas que sí podemos hacer.

    Fíjate en la lista del punto 1 y piensa en acciones concretas que puedas hacer para cada problema. Por ejemplo, si pusiste “Me preocupa contagiarme”, puedes pensar en acciones como “Lavarme las manos” o “No visitar lugares con mucha gente”. Al igual que en el punto 1, puedes anotar estas soluciones en un papel para tenerlas presentes en tu día a día.

  3. Aprende a tolerar aquello que no se puede controlar. Si ya has pensado en acciones concretas para solucionar los problemas de la primera lista, ahora es el momento de fijarnos en los puntos para los que no has podido encontrar solución. Por ejemplo, que la salud de un familiar no empeore no dependerá de ti. Y es que, por mucho que nos esforcemos en la vida, siempre habrá eventos que dependan de factores externos o de suerte.

    Identifica qué preocupaciones no dependen de ti ahora mismo e intenta, poco a poco, asimilar este hecho. Este es, sin duda, el punto más difícil de todos. Puedes probar a decirte a ti mismo frases como “La salud de mi madre me preocupa mucho, pero no puedo hacer nada para cambiarlo”.  Decirte esta frase no quiere decir que la preocupación vaya a desaparecer, pero al menos podrás darle un espacio a ese malestar.

    Al igual que en la práctica del mindfulness, se trata de poder tomar consciencia de lo que sentimos y de aceptar aquello que no podemos cambiar.

  4. Cuida de tu salud física y mental. En tiempos de incertidumbre pasamos la mayor parte de nuestro tiempo dándole vueltas a los problemas. Intenta dedicar cierto tiempo cada día para descansar de las preocupaciones. Si te cuesta mucho desconectar, empieza por dedicar solamente media hora al día al descanso. En ese tiempo puedes leer, ver una serie o simplemente descansar. Una vez pasada la media hora puedes volver a preocuparte, pero durante ese tiempo permítete no hacer nada. Cuida también de tu alimentación y mantente activo, ya que el ejercicio físico puede ayudar a reducir la ansiedad.
  5. Busca ayuda si la necesitas. Estos consejos pueden ser útiles, pero a veces la ansiedad y la incertidumbre pueden con todo y causan mucho sufrimiento. No dudes en buscar ayuda de un profesional si sientes que no puedes con ello. En Cláritas contamos con profesionales que pueden ayudarte. Mediante sesiones de terapia individual podrás explorar lo que te está sucediendo y aprenderás nuevas estrategias para hacer frente a la incertidumbre.
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