Algunas de las grandes preguntas de la historia giran en torno a este concepto: la felicidad. ¿Qué nos hace felices? ¿Qué es la felicidad? ¿Cómo alcanzar la felicidad? Muchos filósofos, psicólogos o pensadores han dedicado su vida a reflexionar acerca de ella. Esto se debe a que probablemente es una de las cuestiones que más preocupa a los seres humanos, todos aspiramos a alcanzarla y luchamos para conseguirla. No obstante, el camino a la felicidad es diferente para cada individuo.
Felicidad y filosofía, diferentes puntos de vista
Diversas escuelas filosóficas nacieron de estas preguntas. En la antigua Grecia respondieron a esas cuestiones de tres maneras diferentes, dando paso, a tres corrientes: eudemonismo, estoicismo y el hedonismo.
El eudemonismo, con Aristóteles como principal representante, abogaba que lo que él llamaba plenitud del alma, es decir, la felicidad es el fin último de todo hombre. Esta se conseguía con la autorrealización, logrando las propias metas u objetivos vitales.
Los estoicos, por otro lado, ponían el foco en la autosuficiencia y la imperturbabilidad del alma. Fue una corriente fundada por Zenón de Citio aunque uno de sus máximos exponentes fue Séneca. Consideraban que solo se llegaba a ser plenamente feliz al deshacerse de todo lo material. Es decir, teniendo lo que se conoce en psicología como locus de control interno, sentir que el control sobre los acontecimientos depende de uno mismo.
Epicuro fue uno de los padres del hedonismo, escuela que defendía que la felicidad está basada en el placer y en rechazar el sufrimiento. Esta experimentación debe ser tanto a nivel físico como intelectual y según los hedonistas hay que evitar los excesos, se debe encontrar el equilibrio, el punto medio.
Estas son algunas de las corrientes de pensamiento que surgieron de la filosofía griega, pero no fueron las únicas, mucho tiempo después el racionalismo volvió a formularse las mismas preguntas. No obstante, su respuesta fue muy distinta. Spinoza en su teoría afirmaba que para alcanzar la felicidad debemos dejar de lado las pasiones, conocer nuestra realidad y aceptarla.
Para algunos filósofos la felicidad es un deber, para otros una decisión consciente de aceptar tu historia y tu condición. También hay pensadores, como Nietzsche, de la opinión de que el hombre llega a ser feliz por el control de su entorno, cuando somos capaces de superar lo que nos oprime.
La psicología positiva y su búsqueda del bienestar vuelven a poner el foco en la felicidad. Desde este prisma se considera que se obtiene a través del placer que generan las emociones positivas y del compromiso con los propios valores.
¿Qué es la felicidad?
Como hemos observado en este pequeño recorrido por algunos de los pensadores que han tratado el tema, hay muchas y diversas opiniones al respecto. Incluso hay autores defienden que la felicidad no existe o que es imposibles de alcanzar.
No obstante todos coinciden en que está en la naturaleza del ser humano buscar la felicidad. Aunque, si bien es cierto, que muchos de los elementos mencionados anteriormente son muy buenos ingredientes para lograrla, la fórmula perfecta o universal no existe. Para unos estará basada en el éxito y el reconocimiento, para otros en el amor, el dinero o en la conexión con el medio ambiente. Dependerá de las aspiraciones, deseos, expectativas, recursos y circunstancias de la persona concreta. Asimismo la idea o concepto que tengamos cada uno de felicidad influirá en nuestras conductas y actitudes vitales.
En definitiva, la felicidad es un estado subjetivo de satisfacción con uno mismo y con lo que nos rodea a nivel físico y espiritual.
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