Dos chicas jóvenes encima de un coche

Comunicación con hijos adolescentes: ¿Qué claves pueden ayudarme a acercarme?

“Mamá, no seas pesada”, “Ceno luego, estoy hablando con mis amigas”, “Paso, no me entiendes”Tu hijo es adolescente, ¿y ahora, qué?

Es importante tener en cuenta que durante esta etapa suceden cambios físicos, mentales y emocionales. Esto la convierte en una etapa necesaria e importante para su desarrollo como adultos. También se trata de un proceso desafiante, lleno de cambios e interrogantes tanto para los adolescentes como para los padres y adultos más cercanos. Tu hijo tiene nuevas necesidades en función de la etapa de la adolescencia en la que se encuentra.

¿Cuáles son las etapas de la adolescencia?

Según la UNICEF, la adolescencia se divide en las siguientes etapas:

  • Adolescencia temprana: entre los 10 y los 13 años. Los niños crecen más rápido y el desarrollo de las hormonas sexuales hace que  “pegan el estirón”, cambia su voz, olor corporal, acné… Estos cambios corporales pueden generar curiosidad y ansiedad en algunos, en especial si no saben qué esperar o qué es normal. Además, tienen ideas concretas y extremistas, y enfocan sus pensamientos en ellos mismos. Empiezan a buscar formas de ser más independientes, y reaccionan con intensidad ante los límites de los progenitores.
  • Adolescencia media: entre los 14 y los 16 años. Continúan los cambios físicos. A nivel psicológico se hacen cada vez más evidentes también: interés por las relaciones románticas y sexuales, cuestionamiento de su identidad, preocupación por el aspecto físico y, sobre todo, la lucha por su independencia, que hace que pasen menos tiempo con su familia y más con sus amigos.
  • Adolescencia tardía: entre los 17 y los 21 años. Se sienten más cómodos con su cuerpo, buscando la aceptación para definir su identidad. Para esta edad suelen tener más control sobre sus impulsos, se preocupan más por su futuro y toman decisiones acorde con ello. Además, tienen un sentido más firme de su individualidad y pueden identificar sus propios valores. Los grupos ya no son lo más importante y priorizan relaciones individuales o grupos más pequeños.

A la vez que tu hijo crece, tú lo haces con él. La falta de energía, la disminución de destrezas y el novedoso desafío a la autoridad, pueden provocar en ti las ganas de esforzarte por controlar la situación. Es importante partir de la base de que la adolescencia no se combate, se debe entender y acompañar a nuestro hijo en el proceso. Como adultos, no debemos acercarnos desde el miedo o reaccionando de forma defensiva cuando el adolescente nos cuestione. Esto dificulta el diálogo e impide un entorno de confianza y seguridad. Para crear este clima con nuestro hijo adolescente, existen una serie de pautas en la comunicación que nos permiten acercarnos con curiosidad a su mundo interior.

10 pautas para la comunicación con un adolescente

  1. Respeta su privacidad: Si percibe que respetas la decisión de quedarse en su cuarto y no eres intrusivo se sentirá más dispuesto a contarte algo importante cuando lo considere oportuno.
  2. Aumenta su autonomía: Si confías en su juicio y le das independencia, también estarás fomentando que acuda a ti en busca de ayuda ante cualquier problema. Por ejemplo, pidiéndoles ayuda para realizar una actividad, incluso si no la necesitamos. Agradécele su ayuda y explícale lo que hubiera pasado si no hubieses tenido su asistencia, así mejoramos también su autoestima.
  3. Enséñale y ayúdale a expresar sus emociones: Dentro de la explosión hormonal que atraviesan, ayudarles a poner nombre a lo que sienten puede ser un alivio para ellos y una fuente de complicidad madre/padre-hijo. A veces es tan sencillo como decir: “¿Cómo te sientes?”, “Entiendo que esto te enfadara…”, “Te noto muy contenta”, “¿Te da vergüenza que..?”
  4. Sé un buen oyente: Aprovecha el momento en el que tu hijo decide compartir algo para escucharle de forma activa, sin juzgarle y respetando su opinión.
  5. Muestra interés por sus aficiones: Aprovecha cuando estén jugando con el móvil o la tablet, crea un interés real y si te deja, anímate a participar. Sobre todo, diviértete con él.
  6. No critiques sus amistades: Nos guste o no, sus amigos ahora se han convertido en su grupo de referencia, llegando a ser tan importante como la familia. Ponerte en contra de uno de sus amigos supone una ofensa hacia alguien a quien tu hijo admira, respeta y valora.
  7. Discúlpate cuando te hayas equivocado: Mostrar nuestro lado más humano les ayuda a colocarnos en una posición de igual-a-igual, no de superioridad. Además, cuando te oyen decir: “Tienes razón, me he equivocado” o “Lo siento, lo he hecho mal”, también les estamos enseñando a pedir perdón.
  8. Si le mientes, la confianza desaparece. Y, en consecuencia, podrían cortar todo tipo de comunicación contigo. Por esto mismo, es importante aprender a guardar un secreto que nos ha confiado expresamente. Fomenta la confianza entre vosotros manteniendo conversaciones confidenciales, a menos que haya un problema que sientas que necesitas discutir con tu pareja u otro adulto.
  9. Evita preguntas inquisitorias o situaciones que culpabilizan: en lugar de decir “¿Quién se deja siempre la nevera abierta?” decir “He visto que la nevera pasa mucho tiempo abierta, hay que tener más cuidado”.
  10. Intenta no basar el diálogo en tu experiencia como adolescente: La diferencia de edad que perciben presenta una gran dificultad en la comunicación. Todo aquello sucedido antes de que nacieran lo consideran “prehistórico”, y si solo hablamos de ello, se sentirán incomprendidos.

Por último, pero no menos importante, pedir ayuda. La adolescencia de nuestros hijos puede tener un gran impacto en la familia, a nivel individual en los padres e hijos y también en la relación de pareja. Si estas intentado conciliar la relación con tu hijo en esta etapa llena de cambios, desde el Instituto Psicológico Cláritas podemos ayudarte a poner en práctica estas pautas y a establecer una comunicación eficiente.

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